La Dietética clásica a la hora de diseñar un menú utiliza cuatro grandes grupos de alimentos. Hoy analizamos cada uno de ellos.
Continuación del post: “Dietética clásica y Macrobiótica IX”
Para aportar los nutrientes necesarios en una dieta equilibrada deberíamos elegir los alimentos que sean fuentes óptimas de hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, sales minerales y agua.
La visión moderna de la nutrición ha clasificado a los alimentos exclusivamente de acuerdo a su valor nutritivo en los siguientes cuatro grupos básicos:
Grupo de la leche y derivados
Aquí se incluyen la leche de diferentes orígenes y sus derivados, como los quesos, yogures, etc. Estos alimentos se afirma que tienen una alta digestibilidad y su valor nutritivo se fundamenta en la alta calidad de las proteínas y de lactosa, así como niveles altos de minerales, como calcio, fósforo… de vitaminas del complejo B y de vitamina A.
Grupo de la carne
Está formado por alimentos diversos, pero con valores nutritivos muy similares, entre los que se encuentran las carnes y pescados de distinta procedencia, los huevos, las legumbres y los frutos secos. Los alimentos de este grupo aportan fundamentalmente proteínas.
Grupo de las frutas y verduras
Está constituido por alimentos cuyo valor nutritivo se atribuye al aporte de vitaminas y minerales, tales como el hierro, calcio, magnesio, etc.
Grupo de los panes y cereales
Estos alimentos contienen gran cantidad de hidratos de carbono, de tal forma que son los que se utilizan para el aporte de calorías en la dieta.
Según esta corriente, el agua de un alimento no tiene importancia, ya que no aporta ninguna caloría y puede representar una fracción modificable del alimento.
Para la Dietética clásica en un menú equilibrado deberá haber al menos un alimento de cada uno de los cuatro grupos. En el próximo post analizamos las repercusiones sobre la salud de esta visión y el alejamiento de las recomendaciones de la OMS.
Continúa en el post: “Dietética clásica y Macrobiótica XI”