La medicina a través de la historia I: Los comienzos

A lo largo de la historia de la humanidad, la medicina y la biología han oscilado entre interpretaciones materialistas y humanistas. Desde la época mítica de la antigüedad hasta la mitad de la edad moderna, la medicina estuvo basada en la mística, la religión y la filosofía.


Estamos hablando de personajes como Aristóteles (384-322 a. C.), Teofrasto, Galeno (129-199 d. C.)… Hasta el siglo XVII prevalece todavía la teoría del principio vital. La síntesis de la urea por Friedrich Wöhler (1800-1882), fue un acontecimiento determinante en el auge de las posturas materialistas de la medicina. El desarrollo de la física mecanicista del siglo XVIII, no hizo más que subir el tono de la discusión entre las tesis materialistas y humanistas.

En esa época hay dos grandes representantes de la resistencia ante los modos de pensar mecanicistas en la medicina, uno es Jean Jacques Rousseau (1712-1778), que preconizaba “la vuelta a la naturaleza” y el otro es Christoph Wilhelm Hufeland (1762-1836), que afirmaba “la naturaleza sana, el médico cura las enfermedades”. En su obra «Macrobiótica o el arte de prolongar la vida» distingue con agudeza entre la medicina académica y la medicina holística que se orienta hacia la globalidad.

Un poco al margen de estas discusiones se desarrolla la homeopatía, como una opción diametralmente opuesta a la concepción materialista. Su creador Samuel Hahnemann (1755-1856), sistematizó la teoría “similia simílibus curentur”, o lo que es lo mismo: lo semejante cura a lo semejante. Las discusiones y confrontaciones entre los dos visones de la medicina perduran hasta bien entrado el siglo XIX. Es precisamente a finales de ese siglo donde se recrudecen aún más las diferencias entre las concepciones del mundo de Newton y Goethe.

Rudolf Steiner (1861-1925), que desarrolló su actividad en el ámbito médico, filosófico y social tuvo como base de pensamiento la obra de Goethe, estamos de nuevo ante un planteamiento humanista: la antroposofía.

Diez años después de que Watson y Crick determinaran la estructura del DNA se descubrieron el código genético y los ácidos nucleicos. En ese momento la balanza vuelve a inclinarse al lado del mecanicismo molecular, es decir, del materialismo. Estamos en 1960.

Aunque las instituciones más influyentes en la opinión pública mayoritariamente defienden una concepción del mundo rigurosamente materialista, cada vez hay más personas que eligen distintos métodos de curación natural dentro de la medicina biológica.

La época farmacológica está marcada por la síntesis química de productos que se ensayan en animales y que luego se aplican al ser humano. Se utilizan protocolos de tratamiento globales. Esta etapa está dejando paso a un tiempo en la que predomina el punto de vista biológico. El futuro se encuentra en una medicina individual hecha a la medida, en función de la singularidad de cada ser humano.

Continúa en el post: «La medicina en la historia II: Los siglos XIX y XX»

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