¿Podemos comer de todo? I

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Hoy profundizamos en la frase hay que comer de todo que permite una interpretación tan amplia como confusa. No es cierto que podamos comer cualquier alimento, en cualquier cantidad, sin importar con qué frecuencia lo hacemos. Existen unas sencillas claves que nos permiten saber lo que nos conviene comer.  

Un poco de biología no viene mal

En zoología a los seres humanos se nos clasifica como animales omnívoros, lo que significa que podemos tomar tanto alimentos animales como vegetales; no estamos específicamente adaptados a los vegetales como los herbívoros, ni a las presas como los carnívoros.

En mi época de estudiante, además de zoología, teníamos otras dos asignaturas: anatomía y fisiología comparadas en el reino animal. Son dos materias que estudian las semejanzas y las diferencias entre los diferentes grupos de animales.  Las reflexiones que comparto hoy con vosotros me impactaron en su momento y me acercaron a la comprensión global de los fenómenos.

Los estudios del aparato digestivo en los animales nos ilustran acerca de cuál debe ser la dieta ideal para cada especie. Vamos a ver cómo la alimentación de cada grupo de animales determina:

  • la forma del aparato digestivo y la longitud de los intestinos
  • las características de la saliva y las enzimas digestivas
  • el tipo de dentición

La forma del aparato digestivo y la longitud del intestino

En los animales herbívoros la boca es relativamente pequeña, igual que el estómago que puede ser simple o multi-cámara para así permitir la fermentación de los vegetales que comen.

Los intestinos son muy largos, unas diez veces la longitud de su cuerpo. Esto facilita que los alimentos que consumen, permanezcan el tiempo necesario para que se produzca la fermentación que libera los nutrientes.

En estos animales, el intestino grueso tiende a ser un órgano sumamente especializado, implicado en la absorción del agua y del electrolitos, así como en la producción y absorción de vitaminas, y/o la fermentación de las fibras vegetales.

Contrariamente en los animales carnívoros tanto la boca como el estómago son muy grandes, y, como la digestión es de tipo putrefactivo, la longitud de su intestino es mucho más corta que en el caso anterior, entre tres y seis veces la longitud del cuerpo. De este modo se consigue una menor permanencia de la carne en descomposición en el tracto intestinal.

El intestino grueso de los carnívoros es simple y muy corto, ya que su finalidad es solamente la de absorber sales y agua. Tiene aproximadamente el mismo diámetro que su intestino delgado y por lo tanto, tiene una capacidad limitada de funcionar como un reservorio.

En las personas tanto la boca como el estómago  son pequeños en proporción a su tamaño. La longitud del intestino está entre diez y once veces la longitud del cuerpo, es mucho más próxima a la de los herbívoros que a la de los carnívoros. Este hecho nos indica que la cantidad de alimento animal que podemos comer, debe ser muy moderada.

En el colon, además de que se producen síntesis y asimilación de vitaminas, se absorben agua y electrolitos. Dependiendo del contenido en fibra de la dieta, hay además una importante fermentación bacteriana con elevada producción de energía.

Las características de la saliva

La saliva de los animales carnívoros no contiene enzimas digestivas, los carnívoros muerden enormes trozos de carne que tragan rápidamente, y no mastican sus alimentos. Su estómago es, como decíamos,  muy grande y soporta unas condiciones de fuerte acidez con valores de pH de entre 1 y 2,  para poder digerir alimentos eminentemente proteicos.

Los animales herbívoros mastican metódica y cuidadosamente su alimento con la finalidad de romper las paredes celulares de los vegetales, y así permitir  que las amilasas salivares comiencen la digestión de los hidratos de carbono. Muchos herbívoros aumentan la sofisticación y la eficacia de sus tractos gastrointestinales produciendo una gran cantidad de enzimas que digieren hidratos de carbono.

En los seres humanos, la saliva también contiene amilasas para digerir los hidratos de carbono de los alimentos vegetales. La acidez del estómago con un pH que oscila entre 4 y 5, es mucho menor que en el caso de los carnívoros. Este dato nos indica de nuevo,  que los alimentos de origen animal deben estar en pequeña proporción en nuestra dieta.

Continuará en el próximo post: ¿Podemos comer de todo? II

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