La elección de los alimentos no la debemos hacer sólo por su contenido en nutrientes, debemos tener en cuenta además su color, su sabor y su textura. Estos aspectos van más allá de la estética, determinan aspectos armonizadores de nuestros órganos internos como explicamos a continuación.
Continuación del post: “Cómo planificar un menú equilibrado II: los nutrientes”
La visión energética de la comida abarca mucho más que la composición química de los alimentos y nos muestra la importancia de la utilización de diferentes formas, colores y texturas en los alimentos, así como la combinación de los diferentes sabores.
Los cinco sabores universales
Nuestras papilas gustativas reconocen cinco sabores básicos como son el salado, el ácido, el amargo, el dulce y el picante.
La Medicina Tradicional China ha asociado desde los tiempos más remotos los diferentes sabores de los alimentos al buen funcionamiento de determinados órganos. A continuación mostramos unos ejemplos.
El sabor salado
Es un sabor universal que no debe faltar en nuestros platos, más si tenemos en cuenta que la sal es el origen de la vida y que nuestro plasma sanguíneo es alcalino, es decir salado. La sal es tan importante que en el pasado el valor del trabajo de las personas se pagaba en sal, de ahí viene la palabra salario.
La sal que utilicemos debe ser siempre marina y sin refinar, no es relevante que sea fina o gruesa y la deberemos añadir a los alimentos durante la cocción, no al final, ya en la mesa.
Además de la sal marina, tenemos a nuestro alcance cuatro condimentos de la cocina oriental que nos aportan una pequeña cantidad de sal vegetalizada y por lo tanto fácilmente asimilable: el miso, el tamari, el gomasio y la ciruela umeboshi.
Igualmente podemos incluir las algas marinas que aunque no son ricas en sodio, sí que lo son en el resto de minerales como calcio, hierro, magnesio, etc.
El sabor salado debe estar presente en nuestros platos para tonificar al riñón que es el órgano que rige los huesos y el equilibrio de las sales minerales en el cuerpo.
Cuando hablamos del sabor salado en la Medicina Oriental, nos referimos no sólo al sodio sino a las sales minerales en su totalidad, de ese modo entendemos la relación entre el buen funcionamiento del riñón y el equilibrio mineral del cuerpo, tanto si hablamos del calcio, del hierro, del sodio o del potasio.
La recomendación generalizada en la sociedad actual de hacer dietas bajas en sodio puede ser peligrosa, ya que tan perjudicial para la salud es el exceso de sal como la deficiencia.
Conclusión
A la hora de planificar el menú debemos pensar que condimentos salados y/o algas vamos a incluir para que nuestros riñones funcionen correctamente. Todo esto sin olvidar que los alimentos integrales son más ricos en sales minerales que los refinados y que estos últimos tienen efecto desmineralizador.
Continuará en el post: “Cómo planificar un menú equilibrado IV: de lo salado a lo ácido”