Si somos personas interesadas en cultivar nuestra salud, comemos alimentos biológicos, usamos agua filtrada, practicamos ejercicio… los productos de cosmética e higiene que utilizamos cada día deben estar en consonancia con nuestra filosofía. Hoy descubrimos algunas cosas que nadie debería ignorar.
Cosmética y salud
Definimos como producto cosmético a toda sustancia o mezcla destinada a ser puesta en contacto con la piel, el cabello, las uñas, los labios, los dientes y las mucosas bucales, con el fin de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto, protegerlos, mantenerlos en buen estado o corregir los olores corporales. El término cosmético por lo tanto incluye maquillajes, desodorantes, champús, geles de ducha, etcétera.
Se conoce la utilización de de los cosméticos desde la Edad Antigua y hasta el siglo XIX estaban compuestos por sustancias animales, vegetales y minerales, pero todas provenientes del mundo natural ya que no existían los productos químicos de síntesis. Se han usado a lo largo de la historia la harina de trigo y de arroz, la arcilla, la clara de huevo, musgos, plantas tintóreas… en forma de polvos, lociones emulsiones, etc.
Con el desarrollo de la química y la industria los cosméticos tradicionales han evolucionado hacia unos cócteles de sustancias sintéticas muchas veces peligrosas.
Las encuestas indican que cada mujer utiliza diariamente una media de 12 productos cosméticos y de higiene personal que contienen aproximadamente 160 ingredientes distintos. Se estima que cada producto cosmético contiene una media de 10 agentes químicos con capacidad alergénica y la mayoría no aparece en la lista de ingredientes, pues forma parte de la composición secreta de los aromas. Detrás de las inofensivas y atractivas palabras “perfume” “aroma” o “fragancia” se pueden esconder una mezcla de hasta 100 productos químicos.
Estas sustancias están diseñadas para que sean absorbidas por nuestra piel. Aunque el hígado metaboliza una parte y el riñón elimina los residuos, el resto se deposita en los órganos internos, creando situaciones de alteración de la salud.
No vamos a hacer una descripción exhaustiva de todos los compuestos tóxicos presentes en la cosmética convencional porque la lista es interminable, sólo enumeramos algunas de las sustancias químicas no deseables presentes en los cosméticos convencionales.
Ftalatos Interfieren en el funcionamiento del sistema hormonal. Durante el embarazo puede provocar feminización de los varones o malformaciones en la uretra. En los hombres adultos producen pérdida de calidad del semen y en las mujeres aumentan el riesgo de los tipos de cáncer relacionados con nuestro sistema hormonal: mama, ovario y útero principalmente.
Nitrosaminas Son cancerígenas. Ya en 1998, unos análisis realizados para las autoridades europeas detectaron nitrosaminas cancerígenas en el 43% de los productos cosméticos testados, que incluían lociones para bebés, champús y protectores solares. Los tintes de pelo y las barras pintalabios o sombras de ojos también pueden contener aminas aromáticas, que pueden generar nitrosaminas.
Parabenes Desde el año 2004 se han convertido en protagonistas de las campañas a favor de cosméticos más sanos, y actualmente son rechazados incluso por los fabricantes de cosmética convencional. Son disruptores endocrinos al igual que los ftalatos, además de altamente alergénicos.
En términos de salud, si a la avalancha de productos químicos que entran en nuestro cuerpo a través de la alimentación convencional, le sumamos los que entran a través de la piel, entendemos que estamos muy expuestos a desarrollar cualquiera de las enfermedades crónicas más prevalentes en nuestra sociedad.
Los cosméticos biológicos son a la piel lo que los alimentos biológicos a nuestro cuerpo.
Continúa en el post: «Cosmética ecológica vs convencional»