El que al santo reza, del santo come

El título del post de hoy da sentido a lo que voy a contaros a continuación. Son unas reflexiones acerca del programa Salvados que emitió La Sexta en marzo de 2013. He considerado valioso rescatarlas.

En el programa se escucharon voces tanto de los que defendían el uso de aditivos alimentarios, como de los que no justificaban su uso en ningún caso.

Uno de los entrevistados afirmaba sin pudor que la utilización de los aditivos alimentarios es segura porque hay una legislación que permite utilizarlos. ¿Desde cuándo el que algo sea legal nos garantiza que sea seguro? Sin ir más lejos, el tabaco que es un producto de venta legal es altamente peligroso para la salud. El alcohol también es un producto de venta libre en nuestro país a pesar de los estragos que produce.

Del mismo modo, hay países donde unos aditivos son legales y otros países donde esos mismos aditivos están prohibidos, dependiendo de quién legisla. Todo esto nos debe hacer reflexionar.

Los argumentos de que para que todos tengamos comida en abundancia los alimentos se deben envenenar con productos químicos son muy pobres. La adición de productos químicos a los alimentos, además de ser un gran negocio, ha permitido que la producción haya aumentado tanto y sea de tan mala calidad que la gente tira la comida a la basura. Otras veces los que tiran la comida son los propios productores, todos hemos visto descargar en la calzada camiones de hortalizas o vaciar cisternas llenas de leche de vaca por las calles.

Los alimentos en el pasado

En el pasado la forma de producción de los alimentos limitaba su consumo, ya que dependía de forma importante del clima, y las enfermedades eran carenciales, ligadas a la pobreza y a la falta de higiene, es decir de deficiencia.

Tradicionalmente los alimentos no se tiraban jamás, porque eran eso: alimentos. Los mayores recordareis como el pan no se tiraba nunca, al contrario, se besaba y se bendecía. Lo que se nos ofrece ahora son productos altamente procesados a los que vamos a llamar «comestibles» para distinguirlos de los verdaderos alimentos.

Los alimentos en la actualidad

Con la llegada de la revolución industrial, la mecanización de la agricultura y la industrialización en la producción de alimentos, llegamos a la situación actual, donde las enfermedades son consecuencia de un sobreconsumo de proteínas, grasas y azúcar en forma de productos altamente procesados: son «alimentos muertos» maquillados con productos químicos de síntesis.

Las llamadas enfermedades de la civilización, es decir las modernas, entre las que destacan el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las autoinmunes y los desórdenes mentales están directamente relacionadas con la forma moderna de comer.

El argumento de que la esperanza de vida ha aumentado es mentira. Así lo demuestra el informe de la fundación la Caixa Menos años de vida por la alimentación de hoy, donde por primera vez, los hijos van a tener menor esperanza de vida que los padres. Son los hijos los que consumen comida altamente procesada y envenenada de productos químicos desde que nacen.

Un punto importante es recordar que los productos químicos de síntesis son artificiales, no existen en la naturaleza y, por lo tanto, son ajenos al ecosistema interior, no son compatibles con nuestra integridad biológica. De hecho, no se comenzaron a producir hasta el siglo XIX, a la vez que los medicamentos.

El fin no justifica los medios

Esta frase es a propósito de otro de los entrevistados que afirmaba que, para producir carne de cerdo al alcance de todos, es decir en cantidad y a buen precio, hay que suministrar antibióticos a los animalitos ya que está comprobado que esos productos aumentan el rendimiento de las granjas porcinas.

Luego, no importa si se crean resistencias a los antibióticos entre los consumidores. La mayoría de los casos en los que ocurre esto no es porque las personas se automedican, sino porque comen carne «desinfectada».

La finalidad de mis escritos no es polemizar ni discutir para ver quién tiene la razón, sino más bien educar, confrontar la información y apostar por la salud y el bienestar colectivos. La información que tengo publicada en el blog sobre la química en la producción y en la elaboración de alimentos es la que defendían cuatro de los seis entrevistados del programa, que casualmente, ninguno de ellos se dedicaba a la biotecnología de los alimentos, ni a la explotación de animales para producción de carne, sino a la investigación y/o a la denuncia.

Para finalizar, os diré que mis afirmaciones no son sólo producto de lo que he leído, o de lo que he estudiado, sino de una amplia experiencia clínica con muchos pacientes aquejados de todo tipo de «enfermedades de la civilización». En todos ellos la alimentación biológica ha sido clave en su recuperación.

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