¿Feliz Año Nuevo?

Cuando decimos ¡Feliz Año Nuevo! muchas veces sólo estamos usando una fórmula de cortesía, sin detenernos a pensar realmente qué significa la felicidad.

Igual que en la naturaleza cuando el año se hace viejo, las hojas de los árboles caen, su savia desciende y la vida vegetal se ralentiza; nosotros, como seres vivos que somos, también nos morimos un poco. Así los días más cortos del año que acaban de pasar nos invitan al recogimiento y a la introspección que a veces se acompañan de una disminución de la vitalidad y un debilitamiento en el estado de ánimo.

El comienzo del año, es un nuevo ciclo de renacimiento, de vida. En la naturaleza comienza de nuevo a ponerse en marcha el ascenso de la energía, el campo se empieza a mover  y los días son más largos… Pues bien: renazcamos nosotros también.

Tener un Feliz Año Nuevo implica saber qué representa para nosotros la felicidad. Os invito a que os hagáis la pregunta:  ¿Qué es lo más importante para mí en la vida? ¿Cuál es mi motor? ¿Qué busco?

Las respuestas pueden ser variadas y van a implicar la consecución de una mayor o menor felicidad.

Si nuestro propósito es poseer bienes materiales, nuestra felicidad se agota en cuanto los conseguimos. Lo que deseamos ya lo tenemos y no hay más meta que perseguir… Cuando lo que anhelabas ya lo tienes, no te produce más placer o satisfacción.

Ahora bien, si tenemos aspiraciones de ser más nobles, generosos, compasivos, serviciales… como esas cualidades son inconmensurables, no tenemos sólo este año para crecer sino el resto de los años de vida y esa meta no tiene fin.

En consecuencia, la felicidad sería un estado de gozo, de paz interior, de sentir como la vida nos mece, nos acuna… mientras trabajamos, cuando cocinamos, al hacer deporte o disfrutar de una película, etcétera.

Para vivir en ese estado de plenitud es imprescindible gozar de buena salud.

Cuando tenemos el cuerpo contaminado, polucionado, tóxico, también nuestro espíritu se contamina, se ensucia, y en nosotros nacen la codicia, la envidia, la ira… los sentimientos y pensamientos que nos generan infelicidad.

Decir que el cuerpo es el templo del espíritu significa que el cuerpo es la casita donde vives tú. Piensa por un momento que si tienes los pulmones llenos de nicotina, el hígado saturado de cafeína y los intestinos atascados por cadáveres en descomposición… ¡ahí no hay quien viva!

Por eso te invito a renovar el cuerpo después de estos días de celebración, a limpiar la casita para permitir que la nueva vida se aloje en tu interior y te posibilite el disfrute de esta nueva etapa.

Del mismo modo mens sana in córpore sano es algo más que una frase célebre, representa la clave de la unión cuerpo-mente: cultivemos, alimentemos y mimemos  a nuestro cuerpo y así nuestro espíritu, nuestro yo, estará feliz.

ESC para cerrar

error: Contenido protegido.