La medicina a través de la historia II: Los siglos XIX y XX

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Continuación del post: “La medicina a través de la historia I: Los comienzos”

Para entender hacia dónde camina la medicina del futuro vamos a hacer unas precisiones sobre tres conceptos: la vida, la terapéutica y la medicina biológica.


La vida

La vida es un fenómeno único que se desarrolla en 7 dimensiones de las 70 que se estima que existen en el universo. Sólo se manifiesta cuando hay células y no existe por debajo de los organismos unicelulares ni por encima de los pluricelulares. El crecimiento, el metabolismo, la reproducción y la temporalidad son atributos de la vida, pero no definen su esencia. El principio fundamental de la vida, es la capacidad de formar nuevas estructuras y formas de energía, a partir del consumo de materia y energía del mundo inanimado. Cuanto más organizados son los organismos pluricelulares, mayor es la necesidad de un sustrato material y de mecanismos de regulación e información.

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La terapéutica

Conceptualmente terapéutica  abarca un contenido más amplio y profundo que el término medicina. La terapéutica está a favor de la sanación, es decir de la salud y la armonía del microcosmos y el macrocosmos. Aborda de forma primordial el mantenimiento de la vida, no tanto el ir en contra de la enfermedad. Las alteraciones, los desequilibrios y las enfermedades, pueden manifestarse en el nivel físico, psíquico, espiritual y energético y la terapéutica nos permite abordar cualquiera de los niveles con eficacia.

La medicina biológica, la macrobiótica

Ambas abarcan procedimientos en orden a restablecer la integridad biológica del individuo, desde el diagnóstico hasta la terapéutica. No utilizan los fármacos químicos y su finalidad es reconstruir las fuerzas del desarrollo y los mecanismos espontáneos de  la recuperación de la salud. Tienen en consideración los aspectos materiales energéticos y anímico/espirituales, es una medicina integral. Por eso muchas veces se consideran unas medicinas no convencionales que utilizan métodos terapéuticos especiales.

Lo mismo la medicina biológica que la macrobiótica buscan el restablecimiento del equilibrio de la persona con el entorno, es decir, no sólo la desaparición de los síntomas, sino de la enfermedad en sí misma. El fundamento básico es la forma holística de entender a la persona en su salud y en su enfermedad, considerándola de forma individual, tanto física como psíquicamente y buscando la integración con el medio que la rodea. Cada paciente reacciona de diferente manera, ya que no hay dos personas iguales y depende de su edad, herencia genética, etc. y también de los factores particulares del entorno que le rodean.

La medicina biológica y la macrobiótica no son alternativas a la medicina tradicional, sino que son complementarias, en el sentido de que potencian los mecanismos de defensa, que son los que hacen que disminuya la necesidad real de utilizar fármacos convencionales. El organismo tiene la respuesta para conseguir su propio equilibrio. La mejoría se va produciendo progresivamente, se ordenan sus mecanismos biológicos y fisiológicos y en consecuencia, se alivian los síntomas. En este caso se emplean métodos como la nutrición energética, la fitoterapia, la homeopatía, la electroacupuntura, la homotoxicología y la terapia neural.

Continua en el post: “La medicina a través de la historia III: El paradigma futuro”

 

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