La química en la elaboración de alimentos III

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Podemos comparar los alimentos naturales de cultivo orgánico, con una persona con la cara lavada y un aspecto saludable y los de cultivo convencional con aditivos añadidos, con una persona maquillada para esconder las imperfecciones de la piel. ¡No comas alimentos maquillados!.

Continuación del post: «La química en la elaboración de alimentos II»

Terminamos esta serie con la enumeración de otros tres grupos de sustancias químicas presentes en muchos alimentos.

Colorantes

La mayoría de los colorantes  de síntesis se obtienen por destilación fraccionada del petróleo.

El consumo total anual de colorantes alimenticios en los USA es de aproximadamente 56 millones de kilos y en Francia se usan en la actualidad más de 15 millones de Kilos. Aunque no tengamos datos de nuestro país, estas cifras nos dan una idea de que  se usan grandes cantidades de productos químicos añadidos a los alimentos.

El E-102 es la Tartrazina. Es un alérgeno poderoso que puede producir reacciones alérgicas en individuos con asma. Su efecto aumenta en combinación con la aspirina.

El E-123 es el Amaranto, que no tiene que ver con el grano de la planta que tiene el mismo nombre. En Rusia está prohibido porque produce malformaciones genéticas. En USA se considera cancerígeno y factor de esterilidad. Es utilizado igual que el anterior, en helados, limonadas, frutas, conservas…

El Aluminio se usa sobre todo como colorante de superficie en los productos  de charcutería y pastelería. Produce parada en el crecimiento, lesiones en los órganos reproductores, pérdida de apetito, nauseas, úlceras gástricas…

Los colorantes son el ejemplo perfecto del aditivo inútil como lo muestra el siguiente ejemplo. Las truchas asalmonadas originales tienen la carne rosada porque comen algunos crustáceos pequeños de color rojo, pero a las criadas en las piscifactorías se les añade colorante rojo para satisfacer a los consumidores que las prefieren “asalmonadas” aunque hayan comido pienso.

Conservantes    

Las formas tradicionales de conservación han sido el secado y la salazón, que hoy se han descartado casi por completo, aunque no tienen efectos adversos sobre la salud humana.

Los conservantes modernos tienen una acción desfavorable para la salud, actúan sobre los sistemas enzimáticos fundamentales en las células, dando lugar a las enfermedades de las fases celulares: hablamos del asma, la cirrosis, el lupus, la tuberculosis… y todos los tipos de cáncer.

El E-230 y E-232 producen afecciones renales y hepáticas.

Vitaminas de Síntesis

En Francia está prohibido añadir de vitaminas de síntesis a los alimentos a excepción de  la C y la E.

El abuso de vitamina C sintética tiene un efecto nefasto sobre el sistema nervioso y produce problemas gástricos. La diferencia entre las vitaminas artificiales y las naturales no está en la composición química que es idéntica, sino en el aspecto energético.

Las vitaminas presentes en los alimentos, es decir naturales, desvían la luz polarizada y se clasifican como dextrógiras o levógiras. Por el contrario las vitaminas de síntesis son productos biológicamente muertos que no desvían la luz: son las formas racémicas. La absorción de las vitaminas sintéticas es mínima comparada con la absorción de las naturales, ya que nuestro organismo no las reconoce  al no ser biológicamente activas.

El peso de la publicidad y la falta de cultura alimentaria hacen que los consumidores demanden productos con un aspecto y sabor constantes y por eso la industria alimentaria nos ofrece un amplio abanico de comestibles maquillados.

Pero somos nosotros los que tenemos la última palabra, si comenzamos a consumir alimentos orgánicos, aumentará la producción para responder a la demanda, por eso es muy importante compartir esta información que defiende la salud y el bienestar.

 

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