Las causas de las dificultades

Comenzamos el año con unas reflexiones que nos ayudan a vivir mejor.

Durante el largo viaje de nuestra vida terrenal todos deseamos gozar de buena salud, tener un buen nivel de bienestar y no sentir dificultades. Sin embargo, debemos agradecer todas las contrariedades que aparecen, ya que gracias a ellas somos conscientes de nuestra ignorancia, nos fortalecemos y caminamos hacia la libertad. Las dificultades son el desafío que nos permite crecer.

Si estamos en equilibrio con el ambiente que nos rodea, o lo que es lo mismo, en un estado de salud plena, no deberíamos tener ningún tipo de dificultad, la vida debería ser algo así como nadar a favor de corriente, o deslizarse por un tobogán. La vida sería un crecimiento ordenado con una finalidad: llegar a ser. Sin embargo, tanto a lo largo de la historia, como en nuestra vida personal, han existido obstáculos y dificultades, desde catástrofes naturales, cambios climáticos, guerras… hasta enfermedades físicas y mentales, confusión social e ideológica… Pero: ¿de dónde viene esta fricción?

Todas las dificultades tienen un origen común: nuestra ignorancia acerca de lo que es la vida, de cómo funcionan las leyes universales, de cómo es la relación con nuestro entorno; somos ignorantes en lo que concierne a las leyes de la vida.

En busca de la felicidad

En mi juventud, me embarqué en esa búsqueda cuando fui a la Universidad, mis preguntas eran: ¿qué es la vida?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?… pues bien, estudié fisiología, genética, bioquímica… adquirí un gran conocimiento acerca de los procesos de la organización celular, alcancé el máximo grado en el conocimiento de los mecanismos de la vida animal y vegetal: ¡era bióloga! Pero cuando mi hijo enfermó, me di cuenta de que no sabía nada, todo lo que había estudiado no me daba ni una respuesta acerca del porqué de la enfermedad, acerca de las leyes que rigen la vida y la salud humanas. Lo mismo les pasaba a mis colegas de la facultad, los médicos que me atendieron. La respuesta común era, «la enfermedad no sabemos de dónde viene».

En mi familia hay una expresión que describe a la perfección esto de lo que hablo, se dice de la persona que está en la ignorancia, aunque sea muy culta, «ese no sabe si el mundo va o viene». Yo me di cuenta de que la formación académica no nos prepara para la vida, quizás con suerte para el trabajo… pero ¿qué hay de la felicidad?

En cada uno de nosotros están la ansiedad, el temor, la depresión, la preocupación, y vivimos rodeados de violencia, odio, envidia, prejuicios, inseguridad… ¿Cómo salir de esta confusión?

Los sistemas de gobierno actuales que protegen a los individuos con asistencia social, mayor nivel educativo, subsidios y alquileres sociales no parecen muy adecuados para enfrentarnos a las dificultades del presente. No son un método adecuado para construir nuestra salud física y mental.

El binomio salud/felicidad

El concepto salud/felicidad pasa por entender la salud en un sentido amplio

Os invito a que os hagáis la pregunta: ¿Qué es lo más importante para mí en la vida? ¿Cuál es mi motor? ¿Qué busco?

Las respuestas pueden ser variadas y van a implicar la consecución de una mayor o menor felicidad.

Si nuestro propósito es poseer bienes materiales, nuestra felicidad se agota en cuanto los conseguimos. Cuando consigues lo que anhelabas, no te produce más placer o satisfacción y no hay más meta que perseguir.

Ahora bien, si tenemos aspiraciones de ser más nobles, generosos, compasivos, serviciales… como esas cualidades son inconmensurables, no tenemos sólo este año para crecer sino el resto de los años de vida, y esa meta no tiene fin.

En consecuencia, la felicidad sería un estado de gozo, de paz interior, de sentir como la vida nos mece, nos acuna… mientras trabajamos, cuando cocinamos, al hacer deporte o disfrutamos de una película, etcétera.

¡Feliz Año Nuevo!

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