Los alimentos biológicos: garantía de salud I

Pesticidas

Hoy comienzo una serie de posts en los que profundizo en la necesidad de consumir alimentos bio: una herramienta imprescindible tanto para el mantenimiento como  la recuperación de la salud.

En la actualidad la inmensa mayoría de la población consume alimentos a los que se les añaden productos químicos. El término orgánico, biológico o ecológico se refiere a un alimento obtenido sin añadir ningún producto químico de síntesis en su producción ni en su elaboración: pesticidas, herbicidas, hormonas de crecimiento, fertilizantes artificiales conservantes, colorantes, potenciadores del sabor, etc.

Si queremos cultivar nuestra salud, es imprescindible consumir alimentos orgánicos.

Introducción

Hasta hace dos generaciones la forma de producir los alimentos limitaba el consumo, pero desde 1940 han acontecido grandes cambios tecnológicos en la agricultura: mecanización, introducción de fertilizantes químicos, aplicación de productos fitosanitarios de síntesis, modificaciones genéticas, etc. Esto ha provocado que la producción haya aumentado entre un 100 y un 400 por ciento: es lo que conocemos como agricultura intensiva.

Aunque al principio se observó un aumento del rendimiento en los cultivos, la realidad es que a largo plazo la productividad no aumenta y como contrapartida el coste energético de este tipo de agricultura es cada vez más elevado; este hecho ha desembocado en que los suelos se han erosionado y perdido fertilidad. Los alimentos que nos ofrece esta forma de producción tienen menor valor nutritivo, es decir, menor calidad que los tradicionales, y su producción contamina el medio ambiente.

La importancia de la alimentación sobre la salud ha quedado patente con la crisis del sector agroalimentario. Es fundamental informar a los consumidores de todos los factores que influyen en la inocuidad de los alimentos, para que cada cual pueda hacer la elección más adecuada para mantener y/o recuperar la salud.

Hasta ahora el principal objetivo de la agricultura intensiva ha estado centrado en el aumento de la productividad, por encima de la búsqueda de productos nutricionalmente equilibrados. Esta afirmación es igualmente válida para el sector ganadero.

Sin embargo, existen numerosas publicaciones que demuestran cómo los métodos de la agricultura y ganadería biológicas dan lugar a alimentos con mayor valor nutritivo, más saludables, con mejores cualidades organolépticas y libres de contaminantes químicos.

Un poco de historia

Hasta finales del siglo XIX los productos químicos de síntesis no existían en la producción o la elaboración de alimentos. Hoy en día, en muchos ámbitos se habla de la quimicalización de la alimentación.

Para gozar de buena salud es preciso que los alimentos no lleven productos químicos añadidos, pero no sólo después de la cosecha y su posterior elaboración, sino también cuando se cultivan como alimento destinado tanto para las personas, como para la cría de los animales.

La primera desnaturalización de los alimentos tiene que ver con la aparición de los abonos químicos solubles. Fue Justus von Liebig, un químico alemán, quien en 1840 afirmó que al añadir nitrógeno, fósforo y potasio a los suelos aumentaba el rendimiento de las cosechas, sin tener en cuenta el humus, es decir, la parte viva del suelo. Pensemos que el rendimiento de las cosechas se mide a peso y, profundizando un poco en la materia, veremos que no es oro todo lo que reluce.

Sustancias químicas añadidas a los alimentos durante su producción

Actualmente en la producción de alimentos se emplean numerosas sustancias de síntesis que clasificaremos en cuatro grandes grupos:

  • abonos químicos (nitratos, fosfatos…)
  • pesticidas (aldrín, dieldrín, lindano, DDT, arseniatos, dioxinas…)
  • hormonas (anabolizantes, clembuterol…)
  • antibióticos (terramicina, penicilina, cloranfenicol…)

Los Abonos químicos

Son productos de síntesis que, además de aumentar el rendimiento de las tierras de cultivo, van a producir cambios importantes en el equilibrio mineral y vitamínico de los alimentos como veremos a continuación.

Las verduras comerciales producidas en la actualidad con adición de abonos nitrogenados tienen una composición absolutamente diferente de las de hace un siglo. Contienen seis veces menos sodio, la mitad de magnesio, tres veces menos cobre y cuatro veces más potasio. Dicho de otra manera, los abonos solubles desequilibran el suelo y consecuentemente los cultivos  desde el punto de vista mineral.

Al aumentar el potasio y disminuir el sodio, las verduras contienen más agua y menos extracto seco, como dirían nuestras madres, más agua y menos sustancia. Luego, el aumento en la productividad va de la mano con un descenso en la calidad nutricional de los alimentos.

Las tablas siguientes son sólo unos ejemplos ilustrativos de la diferente composición de los alimentos biológicos y de los de cultivo convencional. 

tabla1Tabla 1. Contenido en vitaminas según el método de cultivo mg/100g

Otros efectos de los nitratos

Los nitratos en un medio reductor, es decir, en nuestro metabolismo, se reducen a nitritos y transforman la hemoglobina de la sangre en metahemoglobina, sustancia incapaz de asegurar el transporte de oxígeno, lo que conduce a una hipoxia (disminución en la cantidad de oxígeno suministrado por la sangre a los órganos).

Si tomamos como ejemplo las espinacas, vemos que cultivadas de forma orgánica contienen 23 ppm. (partes por millón) de nitratos, y cultivadas con abonos químicos el contenido en nitratos aumenta a 420 ppm.

Para hacernos idea de la magnitud del problema, en el mercado podemos encontrar espinacas de cultivo intensivo que contienen entre 1.000 y 3.000 ppm. de nitratos, cuando la legislación sanitaria vigente indica que en el agua potable de nuestras ciudades el nivel de nitratos no debe sobrepasar las 50 ppm.

tabla2Tabla 2. Contenido en minerales según el método de cultivo mg/100g

En la tabla precedente observamos la importante disminución del magnesio y el gran aumento del potasio en las espinacas de cultivo intensivo.

En la actualidad hay corrientes de opinión que defienden la utilización de abonos químicos. Éstas afirman que, si no se añaden nitratos, las tierras no producirían suficiente cantidad de alimentos para cubrir las necesidades de la población. Se trata de valorar la calidad frente a la cantidad, cuando muchas veces los excedentes de la producción agrícola se tiran a la basura para mantener los precios de mercado.

tabla3Tabla 3. Valor nutricional de los alimentos ecológicos meq/100 gr

En la tabla observamos que las diferencias en el contenido mineral de las verduras, según el modo de cultivo, son considerables; por eso comiendo bio no sería necesario tomar suplementos de minerales.

Continuará en el post: Los alimentos biológicos: garantía de salud II

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