Takuan: algo más que nabo daikon fermentado

Hoy os presentamos un producto muy interesante para los que buscáis en los alimentos algo más que nutrientes.

Es un encurtido popular de la cocina japonesa hecho con nabo daikon. Como ayuda en la digestión de las grasas, es costumbre tomarlo al final de las comidas, además de servirse como guarnición siempre que se tomen fritos o alimentos de origen animal.

En la elaboración tradicional de este alimento fermentado, los nabos se cuelgan al sol durante un par de semanas para que se ablanden al perder agua.

Para realizar la fermentación se usan recipientes de barro en los que se disponen los nabos enteros en capas, intercalando salvado de arroz con sal marina entre cada capa. Se pone un peso sobre la tapa del recipiente para hacer presión sobre las verduras y se deja fermentar durante varios meses; el color resultante de los nabos es amarillo.

Este picle tiene unas características muy importantes más allá de lo que ya hemos comentado en otros post de la fermentación láctica, como explicamos a continuación.

El añadir salvado de arroz lejos de ser algo aleatorio, le confiere al takuan unas propiedades antitumorales. Al igual que en otros alimentos tradicionales, la investigación científica moderna ha descubierto unas sorprendentes cualidades del salvado de arroz fermentado.

La tradición y las últimas investigaciones

Estamos hablando del arabinoxilano, el MGN-3. Es un hidrato de carbono que se produce en la fermentación del salvado de arroz. Se ha observado que mejora la reacción inmunitaria en los pacientes oncológicos, en los que sufren inmunodeficiencia  y en los pacientes que reciben quimioterapia. De hecho este producto se comercializa como coadyuvante en el cáncer.

No estamos hablando de un remedio milagroso anti cáncer, sino de cómo los alimentos tradicionales nos muestran que el aforismo de Hipócrates es cierto. «Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento».

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