La medicalización de la salud femenina IV

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Hoy escribo sobre cómo recuperar el control de nuestra biología. Sin perder de vista la importancia que tiene el equilibrio hormonal en nuestra vida emocional. Hemos llegado a creer que nuestro cuerpo es tan complejo que lo debemos dejar en manos de los expertos, cosa totalmente incierta.

Continuación del post: «La medicalización de la salud femenina III»

Las mujeres occidentales tenemos recursos suficientes para autogestionar nuestra salud ginecológica. Es prioritario que nos pongamos a ello. Prevenir las “posibles enfermedades ginecológicas“, tiene más que ver con cultivar la salud, que con hacerse pruebas radiológicas regularmente.

Ancestralmente la energía de la tierra se asociaba con lo femenino, los ritos de fecundidad estaban ligados a la madre tierra, se sabe desde antiguo que nuestro sistema hormonal está intrínsecamente ligado a los ciclos lunares… Las mujeres debemos conocer el comportamiento de los ciclos de la vida, tanto en las plantas y como en los animales para que a través de esa observación seamos capaces de vivir en salud, que no es otra cosa que la armonía con el entorno que nos rodea.

Lo que debemos saber sobre la alimentación

Para conseguir que la menstruación ni se adelante ni se atrase, no tener SPM, ni ovarios poliquísticos, para no tener problemas de fertilidad, etc. debemos mantener el delicado equilibrio hormonal evitando tomar los alimentos que se producen en el aparato reproductor de los animales y los que se obtienen mediante la adición de hormonas.

Evitaremos igualmente los alimentos producidos y/o elaborados con productos químicos ya que muchos pesticidas son disruptores endocrinos, es decir, alteradores de nuestro equilibrio hormonal.

La química agroalimentaria ha conseguido aumentos importantes en la producción y en la conservación de los alimentos a costa de poner en peligro nuestra salud. Dicho de otra manera, debemos consumir alimentos biológicos que son los que se producen sólo con estiércol.

La leche y derivados, los huevos y la carne

Son dos alimentos de origen animal que se producen en el aparato reproductor de los animales y en la obtención industrial, a los animales muchas veces se les hormona legalmente con la finalidad de aumentar la producción.

No tomaremos leche ni derivados lácteos. La leche de vaca no es alimento para seres humanos y en las mujeres, la leche no debería entrar en nuestro cuerpo, en todo caso debería salir de él. La leche tiene un tropismo hacia las mamas. La leche y los productos lácteos son uno de los primeros factores de alteración hormonal, siendo responsables de la pubertad precoz, síndrome premenstrual, endometriosis… por citar solo algunos.

Los huevos que no son ecológicos se producen forzando la biología reproductora de las gallinas para que no dejen de ovular ni un solo día. Recordemos que un huevo es un óvulo y tiene un tropismo hacia los ovarios.

Si tomamos carne, será sólo con certificación ecológica ya que en las carnes producidas industrialmente en muchos casos está permitida la adición de hormonas, para mejorar el rendimiento de las explotaciones ganaderas.

Entonces, ¿qué comemos?

  • Podemos hacer una alimentación variada formada por alimentos biológicos.
  • La dieta será básicamente vegetariana, girando en torno a los cereales y las legumbres cocinados. El resto de alimentos serán de acompañamiento: las verduras, las frutas, los frutos secos, algo de pescado, las algas marinas…
  • El agua tanto para beber, como para cocinar será siempre filtrada o embotellada.
  • Tendremos en cuenta el uso del agua, el fuego y la sal como elementos de transformación de los alimentos en ese taller de alquimia que es la cocina.

¡Salud para tod@s!

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