La ansiedad I

ansiedad

La ansiedad es un hecho fisiológico que permite movilizar al organismo frente a las agresiones del medio, un mecanismo adaptativo normal en personas que gozan de buena salud. En ciertos casos esta respuesta puede ser desproporcionada, llevándonos a estados de angustia y aflicción, es lo que llamamos ansiedad patológica. En el artículo de hoy estudiamos los tipos de ansiedad, así como sus posibles causas.

La ansiedad normal

La ansiedad es un mecanismo defensivo, una forma de alerta como respuesta frente a las situaciones amenazantes.

Esa reacción se da en todas las personas, es un hecho fisiológico que permite movilizar al organismo frente a las agresiones del medio. Por eso la ansiedad como mecanismo adaptativo no sólo es normal, sino que es buena y representa un buen estado de salud.

Ante una situación de alerta el organismo pone a funcionar el sistema nervioso simpático que nos prepara para la acción. Las glándulas suprarrenales aumentan la producción de adrenalina que dilata las pupilas, aumenta la frecuencia cardiaca, provoca una sudoración excesiva, contrae los vasos sanguíneos, dilata los bronquios… Esto hace que se activen la alerta y/o la huida.

La adrenalina es una hormona y un neurotransmisor y su producción es una señal positiva, de ayuda en la vida cotidiana siempre que sea una reacción normal frente a las situaciones que percibimos como amenaza.

La ansiedad normal se presenta de forma poco frecuente y su intensidad es baja, no dura mucho tiempo y no genera un gran sufrimiento.

La ansiedad patológica

Cuando esa respuesta es exagerada se manifiesta como un estado de angustia y de aflicción ante aspectos cotidianos externos. En estos casos la ansiedad es desproporcionada con la situación e incluso a veces, se presenta en ausencia de cualquier peligro real.

Hamilton y otros autores describen los diferentes síntomas que pueden ser tanto físicos como psicológicos: taquicardias, arritmias, sensación de ahogo, hiperventilación, náuseas, diarreas, amenorrea, eyaculación precoz, vértigos, cefaleas, insomnio, parestesias, tics, bruxismo, astenia, llanto fácil, etc.

Si la ansiedad es patológica aparecen estos episodios de forma repetida, con alta intensidad, una respuesta desproporcionada y generan gran sufrimiento y limitación en la vida diaria.

Las causas

Los científicos investigan el papel que desempeñan los genes, los efectos de factores ambientales tales como la contaminación, el estrés y la alimentación. Consideran que la ansiedad es resultado de una combinación de todos ellos.

Hacen énfasis en la afectación de determinadas partes del cerebro y la acción de los neurotransmisores cerebrales. Estas sustancias regulan tanto las respuestas físicas como las emocionales y un desequilibrio en su producción puede alterar los pensamientos y las emociones, en una palabra la conducta.

Se sabe que bajos niveles del neurotransmisor GABA (ácido γ-aminobutírico) alteran la actividad del sistema nervioso central y este hecho favorece la ansiedad. Esta sustancia está en el cerebro en altas concentraciones y se produce por las células α de los islotes de Langerhans de páncreas.

Es obligado relacionar el funcionamiento del páncreas con la ansiedad, además de con la regulación de los niveles de glucosa sanguínea, como explicamos a continuación.

Es conocido por la clase médica que el abuso de sustancias como el alcohol puede producir estados de ansiedad intensos. En pacientes alcohólicos la ansiedad aumenta en la fase aguda de abstinencia y puede permanecer en el tiempo. Muchas personas que padecen ansiedad, no beben alcohol pero son grandes consumidores de azúcar.

La visión cartesiana de las cosas es fragmentada, compartimentada y a veces no nos permite caer en la cuenta de que el alcohol es azúcar fermentado, dicho de otra manera cuando se fermenta la uva, da el vino. Las hipoglucemias reaccionales que se producen tras la ingesta de azúcar y/o alcohol generan directamente esos estados de ansiedad.

Continua en el post “La ansiedad II”

 

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