En los años cincuenta, cuando todavía no existían los supermercados, la comida se vendía en las llamadas tiendas de «comestibles». Esa palabra ha llegado hasta nuestros días y hace que algunas personas consideren que alimento y comestible son sinónimos, de hecho, en el diccionario no se distinguen. Sin embargo, podemos afinar y ver que las diferencias son notables.
Un alimento es aquel que se produce en la naturaleza, y puede ser de origen animal como las carnes, pescados, mariscos, huevos, leche… o de origen vegetal, como los cereales, legumbres, verduras, frutos secos, frutas…
Por el contrario, un «comestible» es un producto elaborado por la industria alimentaria que no existe en la naturaleza y que es susceptible de ser comido. Nos referimos al azúcar, los refrescos químicos, las sopas de sobre, los batidos de proteínas, las barritas energéticas, leches de fórmula… es decir todo lo que está procesado y/o elaborado.
Los seres humanos estamos diseñados biológicamente para consumir exclusivamente alimentos que además deberían ser naturales, integrales y ecológicos. De hecho, hasta la llegada de la Revolución Industrial el ser humano sólo ha tenido a su alcance alimentos sin procesar.
Los verdaderos alimentos no solo nos nutren, además nos vitalizan, contrariamente a los comestibles que nos proporcionan calorías vacías y no favorecen la salud.
Los «comestibles» serían recursos para consumo ocasional y deberían ser descartados de nuestra dieta si nuestra salud no es óptima.
¿Tu despensa contiene más alimentos o más «comestibles»?