Hoy quiero compartir algunas reflexiones acerca de la comprensión de algunos fenómenos, como las formas vivas y las inertes. Tanto desde la visión de la isomería óptica como de la visión energética de la Medicina Tradicional China.
Existen numerosos compuestos químicos orgánicos con la misma fórmula molecular pero con propiedades físicas o químicas diferentes, son los llamados isómeros. Se distinguen por la diferente disposición espacial de sus átomos.
Las sustancias levógiras son las que desvían la luz polarizada hacia la izquierda (en sentido contrario al de las agujas del reloj), por ejemplo los aminoácidos.
Las sustancias dextrógiras, por su parte, desvían la luz polarizada hacia la derecha (en el sentido de las agujas del reloj), como los carbohidratos.
Por último, las sustancias racémicas, casi todas inorgánicas, son inertes, es decir, no desvían la luz que atraviesa un polarímetro.
No es casualidad que el DNA, molécula central de la vida, esté formado por una espiral dextrógira y una levógira que giran una sobre la otra como los dos cabos de una soga.
La visión energética de la Medicina Tradicional China afirma que la energía se manifiesta en dos formas antagónicas y complementarias: yang y yin. La energía yang gira en el sentido contrario a las agujas del reloj, o lo que es lo mismo es la manifestación del concepto levógiro. Contrariamente, la energía yin gira en el sentido de las agujas del reloj, expresión del concepto dextrógiro. De modo que podríamos decir que la doble espiral del DNA es la manifestación de la energía yin y yang.
Volviendo a la visión occidental, todos los seres vivos están compuestos por aminoácidos levógiros mayoritariamente, tanto las plantas como los animales. Cuando estos mueren, comienza la transformación de L-aminoácidos a D-aminoácidos hasta alcanzar la estabilidad. A este proceso se le llama racemización.
Las formas racémicas que son las que no desvían la luz ni a la derecha ni a la izquierda nos avisan de la muerte de la materia viva. Es otra forma de explicar que la energía yang domina la vida y nos ayuda a entender cómo debemos equilibrar nuestra alimentación.