El polen de abeja

Hoy comparto con vosotr@s una información valiosa sobre el polen, suplemento nutricional que muchas veces está sobrevalorado.

Los granos de polen son las células masculinas del aparato reproductor de las plantas que están en los estambres de las flores.

Las abejas melíferas cuando vuelan de flor en flor para alimentarse del néctar, “recogen” el polen en una especie de cestas que tienen en las patas: las corbículas. Cuando llegan a la colmena lo almacenan en los panales; es un alimento básico para las larvas de las abejas. La mayoría de los animales no pueden alimentarse del polen porque carecen de las enzimas que permiten su digestión.

Es otro producto milagro que se publicita como saludable; su composición es variable ya que depende del tipo de planta que se haya recolectado. Se nos dice que al ser una célula reproductora contiene todos los componentes esenciales para la vida, algo incierto ya que para eso ocurra necesita al óvulo.

Se nos vende como indicada para mejorar las migrañas, la diabetes, los resfriados, etc., sin advertir que puede producir reacciones anafilácticas graves.

La doctora Amanda Jagdis, de la Universidad de la Columbia Británica, y el doctor Gordon Sussman, del Hospital de St. Michael y la Universidad de Toronto, (Canadá) afirman que «La anafilaxia asociada al consumo de polen de abeja ha sido reportada en la literatura médica, pero muchas personas no son conscientes de este peligro potencial».

Las reacciones anafilácticas después de la ingestión de polen de abeja han sido reportadas en personas sin antecedentes de alergias, o sólo con alergias estacionales.

En un estudio griego, en el que los participantes se sometieron a pruebas de la piel para medir la reacción al polen de abeja, el 73 por ciento mostró reacciones positivas a la prueba cutánea, ante uno o más tipos de extractos de polen de abejas.

Podemos observar como la naturaleza nos presenta muchos alimentos que pueden ser consumidos sin riesgo por todo tipo de criaturas como los cereales, legumbres, frutos secos y semillas, y otros que tienen una alta especificidad como la leche, la miel o el polen.

Cuanto más específico es un alimento para una especie animal, tanto más contraindicado está para el resto. Para ilustrar lo que decimos, sólo tenemos que pensar en los problemas de salud que lleva a aparejados el consumo de leche de vaca y derivados: alergias, inmunodeficiencia, arteriosclerosis, etc.

Cualquier semilla capaz de germinar es más completa que el grano de polen, nutricionalmente hablando, por lo que debemos una vez más, distinguir la información veraz de la publicidad encubierta.  

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