El método científico y mi experiencia personal II

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Hoy comparto con vosotros mi experiencia personal en el abordaje de la comprensión del poder curativo de los alimentos más allá de los nutrientes, es decir, su dimensión funcional: lo que los orientales llaman el yin y el yang. 

Continuación del post: El método científico y mi experiencia personal I

Mi método terapéutico

Con el paso de los años, mi proyecto de investigación ha derivado en un método empírico que descansa sobre cuatro pilares fundamentales:

1. La evolución de los síntomas del paciente

Muchas veces la enfermedad viene acompañada de una variedad de síntomas en forma de dolores, molestias, debilidad, etc., y otras, la enfermedad es silenciosa y no se manifiesta más que a través de las pruebas médicas. Es muy importante que antes de iniciar el plan de recuperación de la salud con un paciente, éste haga una reflexión en torno a su grado de cansancio, insomnio, dolor… cualquier síntoma; de modo que en cada revisión podamos evaluar la progresión del proceso curativo.

 2. La normalización de la medición funcional según la organometría de Voll

El cuerpo humano está surcado por unos canales energéticos, a través de los cuales circula la energía vital, conocidos desde la antigüedad más remota: los meridianos de la acupuntura. No son estructuras anatómicas como los nervios, pero al igual que los electrones existen a pesar de no tener masa; la energía del cuerpo es inmaterial.

La organometría funcional que practicamos en la consulta consiste en la comprobación electrónica del nivel de energía que tienen los meridianos de la acupuntura, e indirectamente los órganos internos, ya que cada meridiano alimenta energéticamente a los distintos órganos del cuerpo.

La evaluación del nivel de energía vital del paciente se obtiene comprobando la resistencia eléctrica al paso de la corriente que ejercen los puntos de control de los meridianos que tenemos en la piel. Este método nos permite, además, detectar sus alteraciones incluso antes de la aparición de los síntomas de la enfermedad, por lo que es muy útil como prevención.

A través de la organometría funcional podemos reconocer los desequilibrios energéticos que favorecen las alteraciones comportamentales, así como tendencias inflamatorias o degenerativas de los diferentes órganos. También nos muestra los bloqueos y campos interferentes, tanto dentales como cicatriciales.

Nos permite entender cómo los desequilibrios y las enfermedades se pueden producir tanto por deficiencia como por exceso de energía, y establecer su relación con tus hábitos alimenticios.

Hoy nadie cuestiona la validez del electrocardiograma en el que se hace un registro eléctrico del funcionamiento del corazón con un voltímetro. Sin embargo, muchos cuestionan la organometría funcional en la que se hace un registro funcional de los órganos con un amperímetro, y la tildan de pseudociencia.

Aunque los meridianos de la acupuntura no son estructuras anatómicas, en los puntos de acupuntura hay un valle en la piel al que llegan un haz vascular y otro nervioso. Y es precisamente en esos puntos donde hay menos resistencia a al paso de la corriente que en el resto de la piel.

3. La regulación de las alteraciones de las pruebas de laboratorio y/o ecografías, TACS, etc.

Los informes médicos de cualquier tipo: análisis de laboratorio, ecografías, resonancias magnéticas, densitometrías, etc., contienen información valiosísima para completar el diagnóstico y posterior tratamiento. Precisamente uno más entre nuestros objetivos es evaluar su evolución; hablamos de, por ejemplo: la subida de las plaquetas, el descenso del marcador tumoral o el tamaño de un mioma.

4. La ordenación del perfil bionutricional según el test Iomet y/o la regulación de las constantes bioelectrónicas de Vincent.

A partir de las respuestas de un cuestionario de 80 preguntas sobre hábitos alimenticios, entorno, apariencia, etc., elaboramos un estudio sobre tu estado de salud denominado perfil bionutricional.

En este caso, el gráfico que obtenemos identifica siete terrenos biológicos condicionados por el modo de vida y entorno de cada paciente. En el histograma se detalla la importancia de los desequilibrios en cada uno de los terrenos y se muestra una visión global de los riesgos de enfermar: inmunodeficiencia, hipoglucemia, acidosis, oxidación, intoxicación, etc.

PBN

El perfil permite, además de un análisis preciso de las necesidades específicas de micronutrientes (vitaminas, minerales, oligoelementos, ácidos grasos, etc.,), conocer el riesgo potencial de sufrir determinadas enfermedades o desequilibrios. Aspecto este fundamental y refrendado por la célebre afirmación de  Hipócrates: “Prevenir es curar”.

Pensemos por un momento que en la medicina oficial se diagnostican las enfermedades cuando ya han aparecido… en este caso, hablaríamos como reza un popular proverbio chino de ponerse a cavar un pozo cuando ya se tiene sed.  

La verdadera prevención no es hacerse colonoscopias cada año para ver si tenemos cáncer de colon, sino cultivar la salud para tener el intestino libre de  la putrefacción resultante, por ejemplo, del consumo diario de carne.

Más de 60.000 mediciones funcionales a lo largo de 30 años me permiten afirmar que, los alimentos evaluados desde su aspecto funcional, son capaces de modular la resistencia que oponen los órganos al paso de la corriente en la organometría funcional.

La principal herramienta para alcanzar el equilibrio del medio interno, es decir, la homeostasis, es una dieta cuidadosamente diseñada.

Mis recomendaciones nutricionales, además de aportar nutrientes, es decir, de alimentar, tienen la finalidad de alcalinizar, neutralizar la oxidación, equilibrar la concentración de electrolitos y regular la relación sodio/potasio.

La finalidad de mi método terapéutico es restituir el equilibrio de las cuatro constantes fisicoquímicas del medio interno que definen la salud.

  • pH grado de acidez/alcalinidad
  • rH2 nivel de óxido/reducción
  • ρ concentración de electrolitos
  • Na/K relación sodio/potasio

El aporte de los complementos nutricionales que prescribimos es, así mismo, una ayuda imprescindible en el programa de recuperación de la salud.

Mi método, es absolutamente respetuoso con la salud y la integridad biológica del paciente, está diseñado desde la elección de los alimentos, la proporción en la que se toman, y las formas en las que se cocinan. Dichos alimentos van acompañados de una serie de complementos nutricionales prescritos de acuerdo con la condición de cada persona. En este sentido, en ningún caso se contemplan dietas carenciales ni se utilizan medicamentos químicos que pudieran tener efectos secundarios peligrosos para los pacientes.

En todos los casos aplicamos un enfoque holístico, es decir global, donde en ningún caso mejoran unos órganos a expensas de que empeoren, otros como ocurre en ocasiones con los tratamientos de la medicina convencional.

Los resultados de una vida de investigación me permiten afirmar que Hipócrates tenía razón: “No le des al cuerpo por dos bocas, que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”.

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