Los disruptores endocrinos son unos productos químicos que pueden bloquear, inhibir o aumentar la producción de hormonas así como modificar la expresión de los genes. En este sentido, favorecen la aparición de enfermedades graves a medio y a largo plazo.
Los más conocidos son las dioxinas, el bisfenol y los parabenes y están por todas partes. En la actualidad hay más de mil sustancias en nuestro entorno sospechosas de ser alteradoras hormonales y su número crece cada día.
Estos son algunos de los efectos nocivos de estas sustancias:
- Alteran el desarrollo y el funcionamiento del aparato reproductor masculino favoreciendo disminución en el recuento y la movilidad de los espermatozoides, así como impidiendo el descenso de los testículos hasta el escroto en los niños.
- En las mujeres favorecen tanto la pubertad precoz como la menopausia temprana, problemas de fertilidad, ovarios poliquísticos y un largo etcétera.
- Favorecen el aumento de la incidencia de los cánceres de tipo hormonal como los de mama, ovario, próstata, testículo y tiroides.
- Disminuyen la capacidad de concentración y de aprendizaje, y actúan como factores desencadenantes del síndrome de fatiga crónica, la fibromialgia, la esclerosis múltiple, etc.
Podemos reducir nuestra exposición si incluimos productos bio dentro del hogar: nos referimos tanto a los alimentos que consumimos, como a los cosméticos que utilizamos, sin olvidar los productos de higiene y limpieza del hogar.
De este modo sólo estaremos expuestos a los contaminantes ambientales provenientes del tráfico, las impresoras, las tintorerías… es decir aquellos que su control no depende directamente de nosotros.