Menopausia precoz: envejecimiento prematuro V

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La dieta es un elemento regulador de primer orden en lo que respecta al equilibrio hormonal, descubre aspectos funcionales de los alimentos, que son ignorados por la mayoría y que pueden evitar la aparición prematura de la menopausia.

Continuación del post: “Menopausia precoz: envejecimiento prematuro IV”

Lo que es necesario saber sobre la alimentación

Para conseguir un buen equilibrio hormonal debemos evitar los alimentos que se producen en el aparato reproductor de los animales y los que se obtienen mediante la adición de hormonas.

Es conveniente evitar también los alimentos producidos y/o elaborados con productos químicos ya que muchos pesticidas son disruptores endocrinos, es decir, alteradores del equilibrio hormonal, tanto femenino como masculino.

La mayoría de las personas ignora que la química agroalimentaria ha conseguido aumentos importantes en la producción y en la conservación de los alimentos a costa de poner en peligro nuestra salud general, no sólo en el plano hormonal.

Dicho de otra manera, para preservar nuestro equilibrio interno, debemos consumir alimentos biológicos que son los que se producen sólo con estiércol; evitando así contaminantes químicos que alteran el delicado equilibrio de nuestra salud, produciendo acidosis, altos niveles de oxidación, desequilibrios en la relación sodio/potasio… que finalmente dan lugar a tremendas alteraciones hormonales.

Los productos lácteos y los huevos

Son dos alimentos de origen animal que se producen en el aparato reproductor de los animales y en la obtención industrial, a los animales, muchas veces se les hormona legalmente con la finalidad de aumentar la producción.

No es saludable tomar leche ni derivados lácteos. La leche de vaca no es alimento para seres humanos y menos para las mujeres, en las que la leche no debería entrar en nuestro cuerpo; en todo caso tendría que salir de él, en el amamantamiento.

La leche tiene un tropismo (dirección), hacia las mamas. La leche y los productos lácteos son uno de los primeros factores de alteración hormonal, siendo responsables de muchos casos tanto de la pubertad precoz, como de la menopausia anticipada.

Los huevos que no son ecológicos se producen forzando la biología reproductora de las gallinas para que no dejen de ovular ni un solo día. Recordemos que un huevo es un óvulo y tiene un tropismo (dirección), hacia los ovarios.

Las mamas son los órganos diana de la leche y los derivados lácteos así como los ovarios lo son de los huevos, tanto de gallina, de codorniz… la perspectiva de la organoterapia está presente en todas las medicinas tradicionales aunque hoy nos resulte chcante ver en los alimentos algo más que su composición química.

La carne

Si tomamos carne, será sólo con certificación ecológica, ya que en las carnes producidas industrialmente en muchos casos está permitida la adición de hormonas, para mejorar el rendimiento de las explotaciones ganaderas.

Se trata en cualquier caso de preservar nuestro organismo de aquellos alimentos que potencialmente son alteradores hormonales evitando o minimizando el consumo de los alimentos citados.

Entonces: ¿qué comemos?

  • Podemos hacer una alimentación variada formada por alimentos biológicos.
  • La dieta será básicamente vegetariana, girando en torno a los cereales y las legumbres cocinados. El resto de alimentos serán de acompañamiento: las verduras, las frutas, los frutos secos, algo de pescado, las algas marinas…
  • El agua tanto para beber, como para cocinar será siempre filtrada o embotellada.
  • Tendremos en cuenta el uso del agua, el fuego y la sal, como elementos de transformación de los alimentos, en ese taller de alquimia que es la cocina.

Los alimentos de consumo diario deben ser integrales para asegurarnos un buen equilibrio ácido-base y también biológicos, para garantizar el aporte suficiente de elementos antioxidantes. Pero además de cumplir esos dos requisitos deben ser balanceados desde el punto de vista energético yin-yang, es lo que llamamos alimentos equilibradores o terapéuticos.

De forma general los cereales deben representar el 60% del volumen ingerido, las verduras y frutas el 25% y el alimento animal cuando sea necesario no será más de 15% del total de la dieta.

Estos aspectos generales deben ser ajustados en cada caso particular, sobre todo si hay síntomas de desequilibrios hormonales.

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