Continuación del post: “Los alimentos yin”
¿Qué son los alimentos Yang?, ¿cómo se comportan y cuando debemos evitarlos? En el post de hoy hablamos de esto y de mucho más.
Definimos lo yang como la energía de contracción, la que hace que las raíces crezcan hacia abajo, la que permite que se produzca la sístole del corazón, las contracciones en el parto, la que está presente en la deposición de toxinas en forma de quistes y/o tumores, etc. Es la energía del cielo.
Son características de los alimentos yang:
Su energía descendente, contractiva, su bajo contenido en agua, su consistencia dura y su sabor salado, así como su contenido en minerales. Tienen una alta concentración en nutrientes, carácter calentador, son de calidad animal y tienen gran contenido en sodio.
Los alimentos en los que predomina la energía yang son por lo tanto:
Contractivos, calentadores, constructores, estancadores y favorecedores de las fases de deposición, impregnación, degeneración y neoplasia que se describen en la medicina biológica.
Deberemos evitar o reducir el consumo de estos alimentos siempre que tengamos una condición pletórica, de exceso. Lo mismo si tenemos niveles de hierro y ácido úrico altos, la tensión alta, optimismo exagerado y mucha resistencia. Su consumo en grandes cantidades favorece las enfermedades de exceso.
Si gozamos de buena salud, es suficiente con moderar su consumo.
La enumeración siguiente va de más yang a más yin.
CAVIAR: todas las huevas de pescado.
HUEVOS: de gallina, codorniz, avestruz, etc.
CONDIMENTOS: exceso de sal.
EMBUTIDOS: chorizo, salchichón, salami, morcilla, relleno, todo tipo de fiambres.
AHUMADOS: salmón, bacalao, arenques, etc.
CAZA: ciervo, corzo, jabalí, becada, paloma, perdiz, codorniz, etc.
HORNEADOS: pizzas, crepes, empanadas, bollería, hojaldres, etc.
LÁCTEOS DUROS: quesos curados y semicurados.
CARNES ROJAS: cordero, cerdo, oveja, buey, vaca, ternera.
CARNES BLANCAS: pollo, pavo, pato.
MARISCO: langosta, langostinos, gambas, centollo, bogavantes, etc.
PESCADO AZUL: atún, salmón, bacalao, chicharro, sardinas, anchoas, etc.
Continúa en el post: “Los alimentos equilibradores”