La dieta y el asma

Ya hace 40 años que se hizo un estudio con pacientes asmáticos para ver la relación de la enfermedad con la dieta. El experimento consistió en evitar el azúcar, el chocolate, la leche y los derivados, así como la carne, los huevos y el pescado. La orientación de la dieta fue vegetariana y se obtuvo una mejoría del 71 por ciento en los cuatro primeros meses y del 92 por ciento al cabo de un año.

Si esto ya es sabido desde hace tanto tiempo, nos preguntamos: ¿por qué cada día hay más asmáticos?

Estudios como al que hacemos referencia pasan desapercibidos todos los días, y se insiste una y otra vez en que la contaminación de las grandes ciudades, el polen y el estrés son las principales causas del asma, y sólo después se contemplan la herencia, el ejercicio, etcétera.

En cualquier caso los agentes causales de las enfermedades de origen externo (ambientales), muchas veces no dependen de nosotros, por lo que no los podemos controlar; de modo que los medicamentos pueden llegar a ser imprescindibles. 

El principal agente causal del asma es de origen interno: la alimentación. En todos los casos ponemos a la dieta en un lugar principal en la curación de las enfermedades ya que lo que comemos depende de nosotros, es decir: podemos elegir lo que nos conviene y/o evitar lo que nos hace daño, no debemos olvidar esta premisa. 

La dieta es determinante en el asmático, pero no se contempla en ningún caso. Como los alimentos no se pueden patentar hasta el día de hoy y consecuentemente no generan beneficios a la industria farmacéutica, se apuesta por los fármacos en todos los casos.

La dieta de un asmático debe excluir todos los productos lácteos, además de ser ligeramente más seca y más salada que la que hace habitualmente; dando preferencia a los alimentos vegetales, siendo el arroz integral la base de su alimentación.

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