El aceite de onagra: la cara y el reverso

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Hoy comparto con vosotros la cara y el reverso de un preparado muy popular, el aceite de onagra, al que se le atribuyen cualidades curativas para paliar, sobre todo, desórdenes femeninos.

El aceite de onagra se obtiene prensando las semillas de una planta, la Oenothera biennis, también conocida como prímula. Se cultiva en Europa, Asia y Norteamérica. Curiosamente los nativos americanos la utilizaban para mejorar los problemas de la piel y como cicatrizante. En España se introdujo como planta ornamental.

Sus semillas, al igual que las del resto de plantas, contienen todos los nutrientes esenciales para la vida: proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales. Destaca por su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados: 70 por ciento de ácido linoleico (omega 6) y 10 por ciento de ácido gamma linolénico (omega 3), ambos esenciales: es decir, nuestro cuerpo no los puede sintetizar. Pero debemos saber que la proporción entre ambos no es la adecuada para el mantenimiento y la recuperación de la salud.

Es el ejemplo evidente de un producto que se ha popularizado a lo largo de los años de la mano de las empresas comercializadoras. Su eficacia, sin embargo, es más que cuestionable.

 Dicen que…

Se le han atribuido propiedades milagrosas para combatir todos los desórdenes femeninos, tales como: síndrome premenstrual, endometriosis, infertilidad, etc. Tiene también fama de ser beneficiosa en la colitis ulcerosa, hipercolesterolemia, diabetes, artritis reumatoide y un sinfín de enfermedades. En cualquier caso, su eficacia no ha sido probada en ningún estudio serio.

Es un aceite tan inestable que se oxida rápidamente, por lo que no se consume como el resto de aceites vegetales en estado líquido. En este caso, se presenta en forma de cápsulas que llevan vitamina E añadida como antioxidante. Como además es mal tolerado a nivel digestivo, se recomienda tomar las cápsulas con el estómago lleno.

Contraindicaciones y efectos secundarios:

Acostumbramos a leer esta coletilla en los prospectos de los medicamentos, en ningún caso en la etiqueta de los alimentos (o nutrientes) que curan. La falta de equilibrio de sus ácidos grasos es responsable de efectos secundarios como:

  • Mareo y dolor de cabeza
  • Erupciones cutáneas
  • Inflamación de la boca, lengua, labios o rostro
  • Problemas gastrointestinales como náuseas, pesadez en el estómago y diarrea.

 Por otra parte presenta una serie de contraindicaciones…

  • Durante el embarazo
  • Antes y después de la cirugía
  • Con los medicamentos anticoagulantes
  • Cuando se tiene presión arterial baja
  • En los trastornos hemorrágicos
  • Si existen convulsiones o depresión

 Todos estos efectos no deseados revelan que el preparado produce una condición yin general que está lejos de ayudar a alcanzar la prometida salud. Este hecho es debido a que contiene demasiada cantidad de omega 6 respecto al omega 3.

Para que el aporte de ácidos grasos saludables de un alimento o de un remedio reequilibre nuestro organismo, la proporción omega 6/omega 3 debe ser de 4/1 y en este caso es de 7/1.

Conclusiones:

Como las dietas modernas ya son ricas en grasas omega 6, la mejor forma de modular tanto los desórdenes hormonales, como de actuar sobre el resto de enfermedades, pasa por contemplar que los aportes de grasas omega 3 estén presentes en cantidad suficiente. Algo que podemos conseguir fácilmente consumiendo pescados azules, semillas, frutos secos y aceites de calidad.

Una vez más se cumple el aforismo de Hipócrates: “Que tu alimento sea tu medicina”.

 

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