El agua del grifo: más que H2O I

Del mismo modo que los alimentos de cultivo convencional están cargados de productos químicos que desequilibran su naturaleza original, el agua llamada potable, por no contener gérmenes, también muchas veces lleva disueltas gran cantidad de sustancias inadecuadas para el mantenimiento de la salud.

El agua que es la base de la vida es el constituyente principal de nuestro cuerpo y representa del 65 % al 70 % de nuestro peso. Su fórmula química es H2O. Es un compuesto muy reaccional y tiene un alto poder disolvente. Las reacciones químicas del metabolismo dependen de su calidad y pureza. Por eso nuestra salud y por tanto nuestra vida están condicionadas en gran medida por la calidad del agua que tomamos.

El tipo de agua que han utilizado los seres humanos desde el albor de los tiempos ha sido la procedente de la lluvia, que posteriormente ha sido trabajada por la naturaleza mediante el filtrado a través de las diferentes capas del suelo: es el agua de manantial o de pozo. Esas aguas naturales pueden tener mayor o menor riqueza en minerales dependiendo de qué tipo de terreno haya filtrado la que venía de la lluvia.

Para comprender cuáles deben ser las características idóneas del agua que consumimos para beber y cocinar, debemos saber que esta sustancia es el vehículo de las reacciones de oxidación-reducción en nuestro cuerpo, además de ser el disolvente universal. De modo que el agua óptima debería ser lo más parecida a esa definición de la escuela que dice: «el agua es un líquido, incoloro, inodoro e insípido».

La mineralización, el cloro y los nitratos

Si el agua de bebida está muy cargada de sales, no permite adecuadamente las reacciones de óxido-reducción y el resultado es el bloqueo del sistema renal por sobrecarga de electrolitos. Por otra parte, el elevado contenido en sales disminuye su capacidad disolvente por saturación, luego sería deseable que el agua sea de débil mineralización.

Hay otro aspecto que mucha gente ignora y es que las sales minerales contenidas en la mayoría de las aguas de bebida son inasimilables por ser inorgánicas y dan al agua un pH alcalino, favoreciendo la aparición de cálculos renales y biliares, arteriosclerosis, artrosis, etcétera.

Además del exceso de mineralización, la mayoría de las aguas potables están cloradas, lo que les confiere un fuerte efecto altamente oxidante, hecho que debe ser tenido en cuenta a la hora de elegir qué agua tomar.

Además, en muchas ocasiones, el agua del grifo contiene un nivel de nitratos excesivo que proviene de los utilizados en la agricultura como abonos químicos. Aunque la legislación permite hasta 50 mg/litro, el agua óptima para beber no debería contener más de 5 mg/litro.

Por todo lo expuesto, idealmente el agua que consumimos no debería contener exceso de minerales, ni de nitratos, ni de cloro, como mínimo.

Cualidades del agua saludable

La Bioelectrónica de Vincent que es un método físico-químico de medición, nos permite evaluar esos tres parámetros en el agua, como observamos en la siguiente tabla.

El agua del grifo 2_

Tabla 1. Valores bioelectrónicos del agua saludable

El pH debe estar próximo a la neutralidad, no debe ser ni ácido, ni alcalino. Cuanto más mineralizada sea el agua será más alcalina o más ácida según los minerales que predominen.

La ρ (resistividad), es una medida eléctrica que nos habla del nivel de concentración de electrolitos. Cuanto más elevado es el nivel, la mineralización es más débil.

El rH2 nos permite conocer el nivel de oxidación del agua y cuando está en el rango entre 22-24 (equilibrio), permite las reacciones de oxidación/reducción en el organismo.

La siguiente tabla nos muestra al agua de lluvia como la más próxima al agua saludable.

Agua del grifo 1

Tabla 2. Valores de resistividad en diferentes tipos de agua

El agua de manantial

Es considerada por muchos como la mejor, ya que no contiene contaminantes y no lleva cloro añadido, por lo que tiene ventajas frente al agua del grifo. El inconveniente que presenta es que no todos los manantiales son iguales y que dependiendo del grado de mineralización, algunas aguas son demasiado alcalinas.

A continuación, vamos a contemplar cuatro aspectos importantes de las características del agua para uso doméstico que nos ayudarán a elegir el mejor sistema de tratamiento del agua del grifo.

Dureza

Se considera un agua dura la que contiene muchos minerales disueltos, en particular sales de calcio y magnesio. La dureza del agua se mide en grados alemanes, americanos, ingleses o franceses (1⁰ F equivale a 10 mg de CO3Ca). De modo orientativo, clasificaremos las aguas como:

  • muy duras, 30⁰ F-35⁰ F
  • duras 18⁰ F-25⁰ F
  • blandas hasta 15⁰ F

A simple vista cuando el agua es muy dura, al hervirla deja un cerco blanco en los recipientes, es la cal que decían nuestras madres.

Hoy se sabe que un nivel elevado de carbonatos en el agua doméstica puede favorecer la arteriosclerosis ya que estas sales, como decíamos antes, son inorgánicas y por lo tanto no asimilables. Es decir que el agua dura no solo daña a los electrodomésticos como la plancha o el lavavajillas, sino también a nuestras arterias y nuestros riñones.

Entre los sistemas de tratamiento de las aguas duras están los descalcificadores de intercambio iónico, los catalizadores, los equipos electromagnéticos como los imanes, etcétera.

Contaminación química

El agua lleva disueltos todos los productos de la química agroalimentaria como son los herbicidas, pesticidas, nitratos… además de los residuos tóxicos que generan la industria y las actividades recreativas. Estas sustancias químicas pueden hacer que el agua sea peligrosa para el consumo humano.

Para la eliminación de los herbicidas y los pesticidas son útiles los filtros de carbón activo y para la eliminación de los nitratos son adecuados tanto la ósmosis inversa, como los sistemas de intercambio iónico y la destilación.

Contaminación bacteriológica

Es la producida por gérmenes potencialmente patógenos, el agua contaminada por bacterias puede producir numerosas enfermedades, los gérmenes más frecuentes son los coliformes fecales.

Los tratamientos de desinfección químicos se hacen usando cloro y derivados, también se usan la electrocloración y la desinfección por ozono. Existe un tratamiento físico que tiene muchas ventajas sobre la cloración; es la desinfección por rayos UVA ya que tienen una acción germicida. Los rayos ultravioleta del sol atacan a los ácidos nucleicos de los microorganismos impidiendo la división celular. Pensemos que antes de la aparición de la química, el sol era la única fuente de desinfección natural.

Olor y sabor a cloro

Es consecuencia de la desinfección química. El cloro es el desinfectante más utilizado en las plantas potabilizadoras para eliminar la presencia de microorganismos y es una sustancia muy tóxica cuando se superan los valores permitidos. Pensemos que la lejía es un gran oxidante y como tal es un biocida.

Para evitar el cloro, se puede tomar agua embotellada, aunque no siempre es segura, o usar un filtro de carbón activo que además elimina pesticidas y bacterias, aunque no elimina los nitratos.

A la hora de elegir un sistema de tratamiento del agua debemos contemplar que sea lo más completo posible, para obtener un agua saludable no es suficiente con eliminar la cal o los nitratos, por eso completaremos la información en el próximo post:

El agua del grifo, más que H2O II

 

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