Entrantes: calabaza rellena

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Igual que nos vestimos de fiesta para la celebración, también podemos engalanar la mesa con con un «recipiente» diferente y hacer que la comida nos entre por los ojos. En este plato, la calabaza además de ser un ingrediente de la receta, sirve de “sopera” para sacarla a la mesa y servir el relleno a los comensales.

Ingredientes:

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La calabaza
Utilizamos como calabaza la variendad hokkaido, también llamada potimarron, porque tiene una textura y sabor que recuerda  a las castañas, y por su forma redondeada plana.

Precalentamos el horno con calor arriba y abajo a 200ºC. Lavamos bien la calabaza por fuera y cortamos la parte superior (que servirá como tapa), dejando la calabaza entera a modo de cuenco. Retiramos todas las pepitas y hebras de modo que nos queden tan solo la pulpa y la piel. La pincelamos por dentro con un poco de aceite y la metemos al horno destapada, con la cavidad hacia arriba.

Podemos poner un poco de agua en la bandeja refractaria para que salga más tierna y horneamos durante 20 minutos, hasta que la pulpa esté blandita.  La sacamos del horno, retiramos una parte de la pulpa con una cuchara para «vaciar» un poco la calabaza y la reservamos.

El relleno

Picamos muy menuditas la cebolla, la zanahoria y una parte de la pulpa de la calabaza que hemos horneado y sofreímos todo a fuego lento 20 minutos hasta que se reduzca. Sazonamos con sal marina, añadimos el puré de umeboshi, la malta de cebada y pasamos la mezcla por el pasapurés.

Dependiendo de la consistencia que deseemos podemos añadir un poco de agua al puré.

A continuación rallamos el jengibre para obtener un poco de zumo fresco y lo reservamos.

Por último rellenamos la calabaza con el puré caliente, al que añadiremos el maíz en grano y las nueces. Aromarizamos con el zumo de jengibre, metemos la calabaza al horno de nuevo 5 muinutos para calentarla un poco,  y ya está lista para sacarla a la mesa.

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