La visión del doctor Reckeweg nos muestra cómo, cuándo se perturba el equilibrio interno el organismo pasa por diferentes fases con la finalidad de restablecer la salud. En las primeras etapas intenta eliminar las toxinas a través de mecanismos como la inflamación, dando lugar a los procesos agudos y, cuando estos fallan, las toxinas se almacenan dando lugar a las enfermedades crónicas.
Continuación del post: «Las fases de la enfermedad en la medicina Biológica I»
Proseguimos describiendo de forma breve cómo la enfermedad debuta como aguda, luego se hace crónica para finalmente hacerse degenerativa.
Las fases humorales
Fase de excreción
No se la puede considerar una fase patológica puesto que representa al estado de eliminación fisiológica de los productos de desecho que produce el organismo para su correcto funcionamiento. Lo hace a través de los órganos y tejidos (orina, heces, sudoración, menstruación, CO2, ácido láctico, etc.).
Fase de reacción
Cuando la eliminación de toxinas es excesiva se produce una fase de reacción que puede cursar con fiebre, dolores moco, etc. Es la inflamación. En esta etapa nos encontramos con la mayoría de los desórdenes que terminan en “itis” (otitis, conjuntivitis, amigdalitis, cistitis, etc.).
Es muy importante respetar las eliminaciones y modularlas si son muy agudas, pero no suprimirlas. A modo de ejemplo, no es igual utilizar un remedio mucolítico que un expectorante; en el primer caso suprimimos el moco, y el segundo, favorecemos su eliminación. De modo que los medicamentos supresores van a provocar que el organismo neutralice las toxinas favoreciendo su deposición en los diversos órganos y tejidos.
Fase de deposición
Aquí nos encontramos con la expresión típica de los depósitos tóxicos orgánicos benignos: quistes, miomas, verrugas, pólipos, colesterol, bocio, depósitos de grasa, etc. ¿Por qué ocurre esto? Si a pesar del esfuerzo de nuestro organismo por eliminar las toxinas, e incluso si después de haber sufrido una fase de reacción, el cuerpo no es capaz de eliminarlas, lo que hará es depositar esos residuos de la forma menos dañina para nosotros en algún órgano o tejido.
Si cuando nos encontramos en una fase de reacción, en lugar de ayudar a nuestro organismo con una dieta depurativa y un tratamiento biológico, eliminamos los síntomas con medicamentos supresores, nosotros mismos favorecemos la fase de deposición y almacenamiento de toxinas.
A estas tres primeras etapas se las llama fases humorales, puesto que el daño que empieza a sufrir nuestro organismo está en los humores o líquidos corporales sin producir todavía alteraciones celulares o enzimáticas. La enfermedad en estas fases es de pronóstico favorable.
Si el cuerpo sigue sufriendo una carga tóxica de manera continuada, se va a producir daño celular, como explicamos a continuación.
Las fases celulares
Fase de impregnación
En esta etapa las toxinas no sólo se depositan, sino que se introducen en el interior de las células produciendo daños en los sistemas enzimáticos y las estructuras celulares. En esta fase se produce una alteración de las funciones de las membranas celulares. Podemos entender lo que decimos mediante un sencillo ejemplo: no es lo mismo tener una gastritis (irritación de la mucosa gástrica por un exceso de ácido) que una úlcera gástrica (lesión o herida de la mucosa estomacal).
Si continuamos sobrecargando al organismo de tóxicos, el daño cada vez es más profundo y se alteran los orgánulos celulares como las mitocondrias, es decir el metabolismo de la célula se empieza a modificar de modo importante.
Fase de degeneración
En esta etapa la destrucción o alteración de los orgánulos celulares a causa de la acumulación de toxinas es más profunda que en la fase anterior. El daño no solo afecta a las membranas celulares, sino a las funciones intracelulares. Aquí nos encontramos enfermedades como: cirrosis hepática, tuberculosis pulmonar, lupus, nefrosis, distrofia muscular, trastornos esquizoides, infarto de miocardio, etc.
Fase de neoplasia
Es la última etapa a la que llega nuestro organismo. Las toxinas se han acumulado hasta tal grado que aparece la formación de nuevos tejidos. Según Reckeweg el organismo intenta condensar en los carcinomas las toxinas que no ha podido eliminar para procurar sobrevivir a esta situación desesperada. Aquí entrarían todos los carcinomas, sarcomas, leucemias, etc. Los daños tóxicos ya afectan al núcleo de la célula y conciernen a la multiplicación celular.
A estas tres últimas fases la Homotoxicología las llama fases celulares. La razón es obvia. Las enfermedades que se manifiestan en estas etapas son de pronóstico dudoso. En la Homotoxicología se describe el corte biológico como división entre las fases humorales y las celulares.
Conclusión
Para hacer una auténtica prevención de las enfermedades crónicas, en lugar de actuar, de modo sintomático, con fármacos supresores en las manifestaciones agudas de la enfermedad, deberíamos modificar nuestros hábitos alimenticios y ayudarnos de remedios biológicos que favorezcan la detoxificación.