Sobre el día mundial del cáncer

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Ayer se celebró como cada año el día mundial del cáncer. Una jornada repleta de actos y comunicaciones donde se nos recuerda que la incidencia de la enfermedad está avanzando más de lo esperado y donde se pide que haya más investigación. También se dice tímidamente que los hábitos de vida influyen de forma muy importante y se citan el sedentarismo, la obesidad, el tabaco y el alcohol.

Todas las reivindicaciones, actos solidarios y testimonios de los que han superado la enfermedad son absolutamente válidos, sólo que hay que abrir otros frentes como explicamos a continuación.

Estadísticas y futuro

Si las previsiones sobre la incidencia del cáncer para el año 2020 se han superado a día de hoy, y nos dicen los expertos que la enfermedad en la actualidad afecta a uno de cada dos varones y a una de cada tres mujeres, se impone una reflexión. Se argumenta que es porque ahora vivimos más, pero la mayor incidencia del cáncer no se circunscribe a los mayores de 60 años.

En el análisis, debemos partir de que no hay enfermedad sin causa y que sólo si conocemos la causa, podemos ponerle remedio. Esto que parece obvio, no se contempla en los ámbitos médicos, donde se diagnostica la enfermedad y se investiga para encontrar un remedio, es decir un fármaco que cure la enfermedad. Poner el remedio cuando la enfermedad ya se ha desarrollado es como cavar un pozo cuando ya se tiene sed.

Nos quieren tranquilizar diciéndonos que la investigación de nuevos fármacos y ensayos clínicos están dando resultados, ya que las curaciones se producen en más del 50% de los casos. Esto no deja de ser un eufemismo, ya que en medicina, se habla de curación cuando el cáncer no ha reaparecido en los siguientes cinco años después de haber finalizado el tratamiento. Pero para la mayoría de las personas curación no significa que pueda volver a aparecer la enfermedad de nuevo, aunque sea diez años después.

Los principales factores de riesgo

Si se sabe que el sedentarismo y la obesidad son factores de riesgo, ¿cómo es que somos un país con un 18% de niños obesos y se sigue anunciando la comida basura?

Si el alcohol es un factor  de riesgo, ¿cómo es que se habilitan zonas apartadas para que los jóvenes hagan botellón sin molestar a los ciudadanos de bien?

¿Por qué si “el tabaco mata” como pone en las cajetillas, se vende legalmente?

Unos datos para la reflexión

Existen estudios como el del doctor Otto Warburg que fue premiado con el Nobel hace más de 70 años. Descubrió que las células cancerosas utilizan la glucosa en una proporción 10 a 50 veces mayor que las células saludables y que lo hacen a través de la glucólisis directa vía no oxidativa. El llamado “efecto Warburg» alimenta la actividad hipermetabólica  de las células tumorales que “roban” la glucosa de los tejidos sanos.

Warburg teorizó sobre si la captación de glucosa por las células cancerígenas podría ser inhibida, y así retardar o detener el crecimiento del cáncer y forzar a las células cancerosas a morir.

Unos años más tarde, el bioquímico y fisiólogo húngaro Dr. Albert Szent-Gyorgyi también Premio Nobel, comenzó a buscar la explicación de las bajas tasas de cáncer entre las poblaciones que consumían cantidades sustanciales de cereales integrales, en comparación con las poblaciones que no lo hacían. Fue de los primeros en hablar de los radicales libres como una posible causa de cáncer.

Si relacionamos los trabajos de ambos investigadores, podemos deducir que cuando la glucosa proviene de los cereales integrales su absorción es lenta ya que son alimentos con índice glucémico bajo. Esta situación permite que la glucosa llegue a las células como en el gotero de los hospitales, “gota a gota”.

Por el contrario, si el consumo de azúcar es más de un kilo a la semana, si el alcohol que es azúcar fermentado se introduce cada vez antes y en mayor cantidad y si el pan blanco que es el principal aporte de hidratos de carbono tiene un alto índice glucémico, nos encontramos con que las células de nuestro cuerpo tienen “barra libre” de glucosa para aumentar su actividad metabólica.

Por otra parte, si la Organización Mundial de la Salud, recomienda que el consumo de hidratos de carbono de absorción rápida sea como máximo del 5 por ciento y que los hidratos de carbono de absorción lenta representen entre el 55 por ciento y el 75, se impone cambiar los hábitos alimenticios de la población desde ahora mismo introduciendo los cereales integrales como base de la alimentación.

La investigación médica

Debemos saber que la investigación pura no existe, y que hoy en día que quien financia la investigación médica es la industria farmacéutica. Por otra parte, los alimentos no se pueden patentar, luego no nos debe sorprender que los médicos durante su formación académica no estudien nutrición.

En este estado de cosas, cuando el paciente oncológico pregunta al médico si puede cambiar sus hábitos alimenticios para curarse, la respuesta en muchos casos es: “come lo que quieras, la dieta no tiene nada que ver”

Enlace relacionado: Dietoterapia y cáncer

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