Tengo vértigo, ¿qué puedo hacer?

El vértigo es una sensación de movimiento de los objetos que nos rodean o de nuestro propio cuerpo, con sensación de giro, donde todo nos da vueltas.

En casi todos los casos de vértigo hay alteraciones en el sistema vestibular del oído, así como en diferentes partes del cerebro. El equilibrio y la orientación espacial se consiguen cuando hay un buen funcionamiento de la vista, el oído, el tacto, el sistema vestibular del oído interno y algunas partes del cerebro.

Aunque existen diferentes formas de vértigo, hoy solo hablaremos del vértigo central y el periférico.

El vértigo central se caracteriza por ser continuo, puede durar días y no hay alteraciones auditivas. Se puede manifestar en pacientes epilépticos, con esclerosis múltiple, migrañas, infecciones del oído interno, y/o cuando hay compromiso de la articulación temporomandibular. Su aparición es lenta y progresiva, y la recuperación dependerá de la evolución de la enfermedad de base.

El vértigo periférico es el más frecuente y aparece en forma de crisis súbitas de corta duración y se acompaña de manifestaciones auditivas como hipoacusia y acufenos, taquicardias, hipotensión, sudoración, náuseas… Este tipo de vértigo se manifiesta por ejemplo en el Síndrome de Méniere.

El tratamiento clásico en cualquier tipo de vértigo es farmacológico, aunque también se recomienda la fisioterapia, y en algunos casos incluso la meditación y la hipnosis.

Los vértigos en la Medicina Biológica

Aunque los tratamientos sintomáticos pueden aliviar el problema, la Medicina Biológica pretende ir más allá, haciendo un abordaje causal, con la finalidad de ir a la raíz del problema.

Para que funcione bien el órgano del equilibrio que tenemos en el oído interno la linfa debe estar en condiciones saludables. Cuando hay una sobrecarga del sistema linfático por un consumo excesivo de leche y derivados lácteos que son alimentos altamente congestivos de todas las vías altas, (garganta, nariz y oído), podemos tener vértigos más o menos importantes.

Otro aspecto que contempla la Medicina Tradicional China es que el riñón es el órgano de control del oído. Este órgano se debilita de forma importante cuando consumimos un exceso de tomates, patatas, pimientos y berenjenas. Todos estos alimentos pertenecen a una familia botánica, las solanáceas, en la que también está el tabaco. Por eso, si además fumamos, la sangre y la linfa se congestionan de forma considerable pudiendo dar lugar a la aparición del vértigo.

Todos los alimentos categorizados como yin por la Medicina Oriental tienen energía ascendente, es decir: “se suben a la cabeza”, como sucede con el alcohol. Son alimentos yin, además de los citados anteriormente, el café, el azúcar, los helados, la bollería, los zumos, refrescos, etc.

Lo mismo que si bebemos demasiado alcohol, podemos marearnos, un sobreconsumo de alimentos yin puede producirnos la misma sensación de la borrachera. Todos los alimentos yin tienen ese efecto.

La certeza acerca del comportamiento energético de los alimentos es tan sencilla como la observación y la experimentación. Centenares de pacientes han comprobado cómo al suprimir esos alimentos su vértigo ha desaparecido o ha disminuido de forma notable.

Para dejar de tener vértigo y recuperar la sensación de equilibrio debemos corregir algunos hábitos perjudiciales, evitando los alimentos que debilitan al riñón, a la vez que incluimos alimentos calentadores como la legumbres, particularmente las de forma arriñonada. También son muy adecuados el trigo sarraceno y las algas marinas. Tomaremos un poco más de sal en todas las comidas y aplicaremos calor en la zona lumbar.

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