La Artritis Reumatoide

articulacioon

Una enfermedad con alta incidencia entre las mujeres de la que  podemos conocer su origen y hacer un abordaje causal, en vez de solamente sintomático.

Se define como una enfermedad crónica que cursa con dolor y rigidez en las articulaciones, pudiendo producir deformidades. Afecta principalmente a las mujeres de entre 20 y 45 años.

El curso de la enfermedad varía de unos individuos a otros  ya que se manifiesta en forma de brotes y remisiones, que afectan a ambos lados del cuerpo de forma simétrica. Puede ser leve con evolución lenta  donde apenas aparecen los brotes o muy destructiva.

Además del dolor y la inflamación de las articulaciones, con frecuencia hay rigidez, articulaciones “congeladas”, quistes detrás de las rodillas, nódulos duros debajo de la piel de las articulaciones afectadas, fiebre… Como complicaciones de la enfermedad puede haber pleuritis, pericarditis, inflamación de los ganglios linfáticos y sequedad de los ojos y la boca (Síndrome de Sjögren).

Diagnóstico

Además de los síntomas diferenciales de otras enfermedades osteoarticulares, hay alteraciones en los análisis de laboratorio con anemia, VSG elevada, elevación del factor reumatoide, elevación de los eosinófilos… Las pruebas radiológicas también muestran daños como osteoporosis, inflamación de los tejidos adyacentes a las articulaciones, anquilosis, subluxaciones…

Etiología

La artritis reumatoide se define como una enfermedad autoinmune, donde el sistema inmunológico de la persona ataca a los tejidos sanos. Para explicar esa alteración del sistema inmune donde no distingue entre los agentes infecciosos y las propias células del cuerpo, se echa mano de la herencia y se culpa a ciertos tipos de bacterias y virus. Este planteamiento deja al paciente sin ningún recurso más que los antiinflamatorios, los inmunosupresores y la resignación de pensar: lo heredé o tuve una infección en el pasado… mientras la enfermedad sigue avanzando.

La Medicina Biológica

Nos permite hacer un abordaje causal, no sintomático. Sabemos que los alimentos de naturaleza yin son inmunosupresores y favorecen todas las alteraciones inmunitarias a saber: la inmunidad deficiente, la inmunidad exuberante, la inmunidad aberrante y la inmunidad perdida.

En la actualidad, la leche y la fruta que son los dos alimentos más consumidos en el hogar, tienen naturaleza fría y húmeda es decir energéticamente son yin. Si a estos alimentos añadimos los refrescos, helados, bollería… favorecemos un terreno adecuado para la eclosión de las enfermedades inmunitarias e inflamatorias.

Una dieta basada en alimentos biológicos con un buen equilibrio yin-yang, en la que predominen los alimentos equilibradores es imprescindible para la recuperación de la enfermedad. La dieta en muchos casos debe ser complementada con un tratamiento para equilibrar el terreno, corrigiendo la acidosis metabólica subyacente, la carencia en ácidos grasos, etc.

Para saber más ver el post: “Las enfermedades autoinmunes I y II”

 

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