La falta de fuerza digestiva III

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Además de saber elegir los alimentos adecuados para tener una buena digestión es imprescindible saber cómo actúan la sal y la cocción en el resultado final de la dieta. Descubre la diferencia entre comer soso o sazonado o la de comer crudo o cocinado.

Continuación del post: “La falta de fuerza digestiva II”

La frase que dice no somos lo que comemos sino los que asimilamos tiene aquí todo su sentido y para ayudar a nuestra digestión además de tener en cuenta los aspectos señalados en los post anteriores, debemos masticar concienzudamente cada bocado ya que la digestión comienza en la boca.

Recomendaciones generales para mejorar los problemas digestivos

  • Aplicar calor en el estómago con un paquete de sal tostada y caliente, una bolsa de semillas previamente calentadas, una bolsa de agua o unos parches de calor. En ningún caso usar la mata eléctrica. Puede ser interesante llevar una faja tubular de lana protegiendo toda la zona abdominal.
  • Masticar e insalivar concienzudamente al menos 30 veces cada bocado. La digestión comienza en la boca y si no se mastica suficientemente los alimentos se pueden fermentar y dar lugar a los temidos gases.
  • Evitar los alimentos yin-enfriadores, como son el azúcar, los dulces, bollos, galletas miel… así como la cafeína y el alcohol. También son yin las ensaladas, las frutas, los zumos y batidos.
  • Prestar especial atención a las grasas que deben estar en muy pequeña proporción aunque sean de calidad vegetal y biológicas, nos referimos a cualquier tipo de aceite, a las semillas y los frutos secos.
  • Incluir los cereales, las legumbres y el pescado como alimentos básicos acompañados de una pequeña cantidad de verduras. Si en una primera fase las legumbres resultan indigestas tomar pescado preferentemente.
  • Utilizar pequeñas cantidades de algas marinas, en particular el alga kombu ya que aumenta la digestibilidad de los alimentos con los que se cocina.
  • Utilizar cocciones más prologadas que cortas, siempre con bajas temperaturas.
  • Cocinar más sazonado que soso, nunca tan salado que nos de sed, pero sabiendo siempre que lo salado calienta el cuerpo. En estos casos son muy preciados los condimentos de la cocina oriental como el miso, tamari, gomasio y umeboshi.

Estos sencillos consejos deberían ser suficientes en la mayoría de los casos. Si a pesar de seguirlos correctamente los problemas digestivos persisten, hay que pautar una dieta personalizada, con matices como la proporción entre los distintos grupos de alimentos, la frecuencia de consumo, etc.

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