La Ley de Hering II

La finalidad del tratamiento biológico es garantizar la eliminación de toxinas que, a la postre, son los causantes de tu malestar. Esas reacciones de “empeoramiento”, de hecho, pueden ser un indicativo del éxito del procedimiento terapéutico. Nuestro programa lo que pretende es activar los mecanismos de defensa y desintoxicación del organismo.

Continuación del post «La Ley de Hering I»

Para comprender el proceso de la curación es esencial profundizar en la comprensión del desarrollo progresivo de la enfermedad. En muchos casos al comienzo se manifiesta como aguda, después se hace crónica y finalmente degenerativa.

Cuando eliminamos la inflamación con fármacos supresores en lugar de modularla, las toxinas se depositan cada vez más internamente: estamos ante las fases de deposición, impregnación, degeneración y neoplasia de las que hablamos en los post: “Las fases de la enfermedad en la Medicina Biológica I» y “Las fases de la enfermedad en la Medicina Biológica II”.

La mejora y la curación se producen de dentro afuera

La experiencia de pasar por una crisis curativa se parece mucho a los estados críticos de la enfermedad, puesto que volveremos a experimentar los síntomas de los males que nos aquejaban en el pasado, pero hay una diferencia muy importante y es que ahora está habiendo una eliminación necesaria para la recuperación de la salud.

Esto significa que las toxinas que hemos ido acumulando en nuestro interior tienen que salir hacia el exterior; de modo que son nuestros órganos internos los primeros en curarse. Cuando las toxinas salen a través de la piel u orificios externos como los oídos, nariz, etc., es señal de que estamos caminando hacia la salud. Es importante saber reconocer esas señales e interpretarlas correctamente para no abortar el proceso curativo con fármacos supresores. Por ejemplo, si tengo una reacción catarral con formación de moco, en ningún caso tomaremos un medicamento mucolítico, sino que recurriremos a un remedio expectorante natural.

En la Iridología comprobamos este principio de la Ley de Hering al observar cómo el iris comienza a aclararse en forma de círculo desde el centro, donde se ve el aparato digestivo, hacia el exterior. Es decir, en primer lugar, mejoran los órganos que están más internamente en el cuerpo.

Los síntomas desaparecen desde arriba hacia abajo

Nuestra forma de pensar, de sentir, y nuestras emociones van a ser, junto a los desórdenes de la garganta y del tiroides, los primeros en evolucionar. Esta vuelta a la salud se consigue en más o menos tiempo, dependiendo de la vitalidad, la genética y la capacidad individual.

Es igualmente muy importante la actitud positiva y la confianza en nuestro médico o terapeuta. Es lo que llamamos el “acto médico”. La comunicación no sólo debe servir solo para obtener la información que el médico necesita en el cumplimiento de sus funciones, deber servir también para que el paciente se sienta escuchado, para comprender enteramente el significado de su enfermedad y para que se sienta copartícipe en su curación.

Las molestias van desde un órgano importante a otro menos importante

Por ejemplo, durante un proceso curativo, en muchas mujeres desaparece la menstruación, (consecuentemente no hay ovulación tampoco), porque el riñón acapara toda la energía para favorecer la eliminación de toxinas y es como si el cuerpo, que es sabio, postergase la capacidad reproductora mientras trabaja en la recuperación de la salud. Recordemos una vez más la importancia de la eliminación.

Los síntomas desaparecen en el orden inverso a su aparición

Lo mismo que en el desarrollo progresivo de la enfermedad las enfermedades debutan como agudas, se hacen crónicas y finalmente degenerativas. La curación representa el proceso inverso, es decir a medida que se inicia, empezaremos a experimentar de nuevo, por medio de crisis curativas los mismos síntomas o enfermedades que desarrollamos anteriormente, pero en orden inverso. Las enfermedades más recientes y/o las más crónicas resurgirán primero, y poco a poco, con nuevas crisis curativas llegaremos hasta las enfermedades agudas que tuvimos muchos años atrás.

Por eso muchos enfermos crónicos cuanto más va avanzando su curación sufren más crisis de inflamación, de eliminación, que no les deben asustar, sino ayudarles a comprender que van por el camino correcto.

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