La adición de productos químicos en la producción de alimentos no se limita a los abonos nitrogenados, sino que además se añaden a los cultivos pesticidas para combatir las plagas y herbicidas para controlar las malas hierbas. Por otra parte, en la cría de animales se utilizan en muchos casos hormonas y antibióticos.
Continuación del post: «La química en la producción de alimentos I»
Los Pesticidas
Mientras la agricultura se ha practicado de forma manual o con ayuda de animales de tiro, las superficies de cultivo eran irregulares y las limitaban los setos, los desniveles del terreno, etc. Esto no permitía grandes superficies ocupadas por una sola especie.
Sin embargo, cuando se mecaniza la agricultura el siglo pasado, aparecen amplias superficies dedicados al cultivo de una sola especie: son los monocultivos. Esta forma de producción de alimentos masiva y por tanto antinatural favorece la aparición de las plagas y como en esta época ya se ha desarrollado la industria química, se empiezan a diseñar los primeros pesticidas.
Bajo el nombre de pesticidas se agrupan tres grandes grupos de productos químicos: los insecticidas para combatir las plagas de insectos, los herbicidas para controlar las malas hierbas y los fungicidas para luchar contra los hongos.
Los insecticidas
El DDT se sintetiza durante la 2ª guerra mundial y es eficaz como matapiojos y también frente a la malaria y a la enfermedad del sueño. Pero además es un tóxico muy potente, tanto que se ha prohibido su uso en muchos países después de ver los efectos devastadores en la salud humana.
Los insecticidas modernos se degradan difícilmente por lo que pueden permanecer en el suelo contaminándolo hasta más de 15 años después de su utilización, algo que condiciona el uso futuro de esas tierras de cultivo.
Además, actúan destruyendo enzimas indispensables para la respiración celular, es decir crean alteraciones metabólicas muy importantes a nivel mitocondrial y esos daños favorecen el desarrollo de las enfermedades degenerativas.
Son liposolubles por lo que se acumulan en todas las grasas del cuerpo, sobre todo en los tejidos nobles como el hígado, los riñones, las suprarrenales, el sistema nervioso, el aparato reproductor, etc.
Estos compuestos pasan de un ser vivo a otro según la cadena alimentaria. Por ejemplo, si alimentamos a unas gallinas con alfalfa tratada con DDT, estas producen huevos donde se detecta esta sustancia. Si nosotros tomamos esos huevos el DDT pasa a nuestro organismo y si somos madres que estamos dando de mamar, el DDT pasaría al bebé a través de la leche materna.
Hay otros pesticidas igualmente tóxicos como el aldrín, dieldrín, lindano, malatión… que pueden producir cáncer, provocar convulsiones en el sistema nervioso, incluso pueden producir la muerte por paro respiratorio, dan lugar a modificaciones genéticas, destruyen las vainas de mielina de los nervios, etc.
Por supuesto que existe una legislación que regula su uso, pero no siempre se cumple. En la actualidad los diferentes países aplican la legislación de modo diferente y consumimos alimentos que muchas veces no son de producción nacional.
Los Herbicidas y Fungicidas
Los más conocidos son el pentaclorofenol, los arseniatos y las dioxinas, estas últimas, como veneno superan a la estricnina y al arsénico. Estos herbicidas actúan no sólo sobre las plantas, sino también sobre los tejidos animales y producen envenenamiento general, mutaciones en los genes e incluso tumores malignos.
Las Hormonas
En particular, las hormonas son importantes factores de crecimiento. Hasta hace poco se ha permitido la utilización de metiltiouracilo y anabolizantes, estas sustancias frenan la actividad del tiroides, reducen el metabolismo basal y consecuentemente producen aumento de peso y retención de agua en los tejidos en los animales que se crían para consumo humano.
En 1980 se detectó en California que entre el 30 % y el 40 % de los hombres padecían ginecomastia (crecimiento de las mamas) y se relacionó rápidamente con la inclusión de hormonas en la alimentación animal.
Aunque en nuestro país hoy no esté permitido el uso de hormonas en la producción animal, la carne que llega a nuestros hogares muchas veces proviene de países lejanos al igual que las verduras y frutas. Muchos establecimientos de comida rápida que existen a lo largo de todo el país utilizan carnes importadas…
Los Antibióticos
Son sustancias que impiden el desarrollo de los microorganismos a través de la alteración de su metabolismo, pero no se utilizan sólo para tratar las enfermedades de los animales como pudiéramos pensar.
En la cría de animales estabulados se observó que eran tratados con antibióticos prosperaban más que los otros y consecuentemente se autorizó su utilización para aumentar el crecimiento, como factores antiestrés y como factores de adaptación al confinamiento.
Actualmente se añaden al forraje que come el animal: neomicina, terramicina, penicilina, cloranfenicol… Debemos saber que todos los antibióticos empleados en la alimentación animal aparecen en la carne que consumimos, y que su uso prolongado destruye la flora intestinal y puede producir carencias de vitaminas B y K.
Muchas resistencias a los antibióticos que crean algunas personas no tienen tanto que ver con la automedicación como con el comer carne regularmente con su dosis de antibióticos incluida.
Continuará en el post: «La química en la elaboración de alimentos I»