Los efectos colaterales de la diabetes

Continuación del post: «Lo que no sabes sobre la diabetes»

Lo que comemos una vez digerido (aminoácidos, glucosa y ácidos grasos), pasa a la sangre y de ahí es distribuido a todas las células de cuerpo. En el caso de la glucosa, si no producimos insulina suficiente, al no poder pasar a las células, permanecerá en la sangre  perjudicará a más de un órgano del cuerpo como veremos a continuación.

Los riñones

La glucosa acumulada en la sangre actúa sobre los tejidos como un tóxico, se produce una acidosis metabólica que nos lleva a daños en la función renal, haciendo que los riñones cada vez filtren menos y peor.

La arteriosclerosis

Otro aspecto no conocido por muchos es el papel de la glucosa sanguínea en la arteriosclerosis, es decir la glucosa se comporta de modo semejante al colesterol, lo que va a dificultar el riego del corazón, va a crear problemas en las retinas de los ojos pudiendo llevar a la ceguera… es decir podemos tener problemas circulatorios generalizados.

La neuropatía diabética

Cuando la diabetes afecta a los nervios puede producir lo que se llama neuropatía diabética con mala transmisión del impulso nervioso: hormigueos, adormecimiento, pérdida de sensibilidad…

La memoria

Podemos igualmente tener pérdida de memoria y reducción del rendimiento intelectual si tenemos diabetes. El cerebro es el órgano que más glucosa y oxígeno consume en proporción a su peso. Cuando las células no reciben suficiente aporte de glucosa, la función cerebral se merma y consecuentemente podemos ver reducida nuestra memoria.

La periodontitis

Se ha comprobado que la periodontitis (infección de las encías), es tres veces más frecuente en los pacientes diabéticos que en el resto de la población. Esto es porque cuando los niveles de glucosa están elevados aumenta el riesgo de infecciones, dicho de otro modo el azúcar debilita  al sistema inmunitario.

La lista es mucho más extensa: mala cicatrizacón de las heridas, predisposición a las infecciones de todo tipo…

Con todo esto os invitamos a reflexionar sobre el tema. El problema no es tan simple como que si tengo diabetes, me inyecto insulina y no pasa nada. Dentro de lo posible, debemos intentar prevenir la enfermedad, y si ya se ha desarrollado, en lo posible intentar que el páncreas no se siga debilitando cada día más, como ocurre en la mayoría de los diabéticos insulinodependientes, donde a pesar de seguir las indicaciones de su médico van necesitando cada vez más insulina. Para eso debemos abordar la dieta desde la perspectiva energética como explicamos en el post anterior.

 

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