La avidez por la glucosa de las células cancerosas y el crecimiento de los tumores se potencian mutuamente. De hecho, hoy se sabe que la glucosa favorece el crecimiento de las células tumorales in vitro, y que la retirada de este nutriente las mata.
Continuación del post: Los efectos nocivos del azúcar III
Azúcar y calcio
La afirmación de que los niños que consumen dulces tienen una tendencia a la debilidad corporal está realmente fundamentada. Con la sustracción de vitaminas del grupo B aparecen problemas de irritabilidad, falta de concentración e hipercinesia y con el déficit mineral que conlleva su consumo nos encontramos con un crecimiento de los huesos en longitud pero con menos densidad ósea.
Así nos hallamos con una generación de adolescentes «tipo espárrago», es decir: altos y frágiles, con problemas de espalda, tendencia a fracturas espontáneas, etcétera.
A esta conclusión llegó el director del Instituto Patológico de la Academia de Medicina de Osaka tras 10 años de estudio y experimentación.
Para ello estuvo alimentando a conejos jóvenes añadiéndoles a la dieta una mínima cantidad de azúcar. Al cabo de 146 días observó cambios en su sistema óseo en forma de fracturas espontáneas y doblamiento de los huesos que estaban tan debilitados que incluso se podían cortar con un cuchillo. Los huesos habían perdido una considerable cantidad de calcio siendo por otra parte mucho más alargados que de costumbre, lo que recordaba ciertamente al desmesurado crecimiento óseo de muchos de nuestros adolescentes.
Comparando la cantidad de azúcar que se les suministraba a los conejos según su tamaño y peso, podríamos decir que con seis gramos de azúcar al día en niños de seis años y unos 20 kilos de peso ya observaríamos alteraciones óseas.
Estamos hablando de una cucharadita de azúcar al día; ahora pensemos en los preparados a base de cacao, las galletas, los bollos, los refrescos, las chuches…
Los padres, abuelos, educadores y en general los adultos, deberíamos ser conscientes de este hecho y controlar el consumo de dulces, caramelos, chicles, helados, pasteles y demás productos azucarados de los niños.
No está de más insistir además en que los efectos desmineralizadores del azúcar se dan también en la edad adulta, ya que los adultos que dan dulces a los niños, suelen ser a su vez consumidores de azúcar.
Azúcar y cáncer
La incidencia del cáncer, una más de las llamadas enfermedades de la civilización, ha aumentado de forma paralela al cambio de nuestros hábitos alimenticios. Tanto es así que en la actualidad, en el estado español, es la principal causa de muerte infantil.
Uno de los aspectos más llamativos de la forma moderna de comer es el aumento del consumo de azúcar y harinas refinadas. Para entender la relación entre el consumo de azúcar y el cáncer debemos conocer la gran relación que existe entre el complejo vitamínico B y los fermentos respiratorios celulares.
El Dr. Leupold en su libro: «Importancia de la composición química de la sangre en la relación con la formación y reducción de tumores» explica cómo consiguió producir tumores espontáneos en conejos de laboratorio modificando el sistema colesterol/azúcar/fosfolípidos.
Este hecho es de gran importancia para el tratamiento biológico del cáncer en seres humanos, ya que es precisamente el consumo de azúcar el que produce una modificación del sistema colesterol/azúcar/fósforo, hecho que conduce al crecimiento del tumor. Por ello sería aconsejable evitar o restringir al máximo su consumo por parte de personas afectadas y educar en la prevención.
En los años 20 del siglo pasado, de forma independiente el Dr. Otto Warburg (Alemania) y los doctores Carl y Gerty Cori (EEUU) observaron que las células tumorales consumían enormes cantidades de glucosa.
En su obra «El metabolismo de los tumores» Otto Warburg demostró que todas las formas de cáncer se caracterizan por dos condiciones del medio interno: la acidosis y la hipoxia. Descubrió que las células cancerosas son anaerobias y que sobreviven gracias a la glucosa siempre y cuando el entorno esté libre de oxígeno.
Aunque la vía terapéutica aún no está abierta y algunos investigadores proponen que una dieta baja en carbohidratos podría mejorar el pronóstico del cáncer, habría que precisar que no es lo mismo retirar el azúcar refinado de la dieta que el arroz y/o el pan integrales.
Continúa en el post: Los efectos nocivos del azúcar V