La falta de fuerza digestiva I

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Es una forma genérica de referirse al malestar digestivo en todas sus formas. Los hábitos alimenticios modernos  favorecen esta condición ya que se insiste en que hay que comer alimentos ligeros como las frutas y los productos lácteos blandos a diario. Descubre cómo mejorar tus digestiones.

El término “falta de fuerza digestiva” es el denominador común a una serie de trastornos que algunos tienen diagnóstico como la hernia de hiato, la esofagitis de reflujo o la intolerancia al gluten y otros simplemente son categorizados como dispepsia funcional, colon irritable o distensión abdominal.

Los síntomas comunes a todos ellos son las malas digestiones que en unos casos son lentas e incompletos, a veces conllevan la formación de gases y producen sensación de hinchazón y en otros casos hay alteraciones del tránsito intestinal con retortijones, etc.

Cuando contemplamos la dieta desde el punto de vista energético no sólo nutricional, vemos que hay unos alimentos que son más digestibles que otros, por ejemplo el pescado es más digestible que las legumbres, a nadie le repite la carne pero a casi todo el mundo le repiten los pimientos, etc. por eso es esencial entender el comportamiento de los alimentos más allá de su composición química así como el tipo de energía que necesita nuestro aparato digestivo para su buen funcionamiento, nos referimos a aspectos como frío-calor y ascendente-descendente.

El aparato digestivo: estructura y función… y mucho más

La medicina convencional en su descripción anatómica nos enseña que el aparato digestivo consta de boca, esófago, estómago, intestino delgado e intestino grueso y que las glándulas anejas son el hígado con la vesícula biliar y el páncreas.

Cuando se estudia el funcionamiento del aparato digestivo se nos explica que los hidratos de carbono se digieren en la boca por acción de la saliva, las proteínas en el estómago gracias al ácido clorhídrico y las gasas a nivel del duodeno con la ayuda de la bilis y el jugo pancreático.

Si traspasamos la visión descriptiva del funcionamiento digestivo y contemplamos el aspecto energético, vemos enseguida que es necesario el calor interno, primero porque somos animales de sangre caliente y en segundo lugar porque para que se active cualquier proceso metabólico es imprescindible el calor.

Igual que un deportista realiza un calentamiento antes de la práctica deportiva, es fundamental tonificar al aparato digestivo de modo que pueda hacer la digestión sin problema.  De hecho muchas personas que sufren de malas digestiones se tapan con una mantita después de comer, se ponen un cojín sobre el estómago cuando ven la tele o simplemente se protegen el estómago tapándoselo con las manos. Los alimentos que tiene naturaleza enfriadora debilitan por tanto la función digestiva.

Otra cuestión es que si la digestión no funciona correctamente, coloquialmente se dice que “no me baja” la comida. Es porque la energía del aparato digestivo es descendente, no debe haber ni reflujo, ni eructos, ni pereza intestinal… no olvidemos que las heces van hacia abajo por el colon descendente hasta el inodoro. Los alimentos con energía ascendente no van a ayudar a la digestión en ningún caso.

Aspectos funcionales de los alimentos

La medicina oriental nos muestra que los alimentos son mucho más que nutrientes, donde estos representarían la composición química solamente. Pero dependiendo de si son de calidad animal o vegetal, de si son dulces o saldos, de si están crudos o cocidos, de si crecen hacia arriba o hacia abajo, de si enfrían o si calientan, de si son ricos en sodio o en potasio… se categorizan como yin o yang.

En el próximo post profundizaremos sobre todo en los aspectos frío/calor y el ascendente/ descendente en los alimentos

Continuará en el post: La falta de fuerza digestiva II”

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