Cómo planificar un menú equilibrado V: el sabor amargo

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Los diferentes sabores no representan sólo un placer sensorial a la hora de comer sino que armonizan el funcionamiento de los diferentes órganos internos. Hoy hablamos del sabor amargo y los alimentos que nos lo aportan.

Continuación del post: “Cómo planificar un menú equilibrado IV: de lo salado a lo ácido”

Este sabor es interpretado en muchas culturas como desagradable: es un mecanismo de defensa debido a que la mayoría de los venenos son amargos. En nuestra sociedad el sabor amargo no es muy popular si lo comparamos con el dulce y sin embargo debe aparecer en nuestros platos para tonificar al intestino delgado y a su órgano asociado, el corazón.

El sabor amargo

Son amargas una gran cantidad de verduras: espárragos, berros, achicorias, escarolas, endivias, apio, perejil, etc. También lo son las alcachofas, berenjenas y aceitunas. Otros alimentos amargos son los pepinos, calabacines y pomelos. En otro grupo están el café el té, el cacao y la cerveza.

Pero el sabor amargo también aparece cuando se tuestan los alimentos: lo percibimos en el pan tostado, las semillas (sésamo, girasol, calabaza, lino), los frutos secos (almendras, avellanas, cacahuetes), la cebada (malta), la achicoria y el café, cuando son tostados.

Los principios amargos de los alimentos abren el apetito y favorecen la digestión porque estimulan la producción de gastrina y aumentan el peristaltismo intestinal. Igualmente favorecen la producción de bilis.

Los amargos tonifican el organismo en el plano físico y en el mental. Las personas que toman más principios amargos son más fuertes psicológicamente, más felices y con más ganas de disfrutar de la vida, de comerse el mundo.

No todo lo amargo es saludable

Igual que cuando escribimos sobre el sabor ácido, hay muchas sustancias amargas tóxicas que no son saludables, como los alcaloides del café, el té y el cacao.

Los principios amargos que deben estar presentes en nuestros menús serán en primer lugar los procedentes de las semillas y cereales tostados, algo de pan tostado, un poco de perejil como aderezo y pequeñas cantidades de verduras como berros, endivias y alguna aceituna. No estamos hablando de comer un gran plato de acelgas que pueden provocar diarrea y retortijones por estimular demasiado el peristaltismo.

Las personas que tienen más tolerancia con las verduras amargas son aquellas que su aparato digestivo es más yang-resistente. Todos aquellos que tienen poca fuerza digestiva toleran mal ese tipo de verduras, lo mismo que el café.

Las personas que necesitan café y bebidas amargas como el campari, deben reducir drásticamente el consumo de alimentos pesados: carnes, quesos y embutidos, de ese modo, para equilibrar serán suficientes la malta en vez del café y la cerveza en lugar del campari.

Continuará en el post: “Cómo planificar un menú equilibrado VI: el sabor dulce”

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