Hoy comparto información sobre dos familias de plantas comestibles muy diferentes entre sí. Unas muy populares, de consumo diario y menos saludables, y otras mucho más interesantes desde el punto de vista de la salud y poco consumidas por la mayoría.
Continuación en el post: Descubriendo las verduras II
Las Crucíferas, los súper alimentos
Son un conjunto de verduras poco frecuentes en nuestra mesa, en unos casos porque son consideradas alimento de pobres, y en otros por el olor característico que desprenden durante la cocción. Sin embargo son muy interesantes desde el punto de vista de la salud.
Las verduras de la familia de las Crucíferas (col, coliflor, nabo, rábano, coles de Bruselas, brócoli…) son ricas en sulforafanos, lo que les confiere propiedades anticancerígenas. Estos compuestos son responsables del fuerte olor a azufre que se produce durante su cocción.
Del mismo modo, son muy ricas en vitaminas A, E y C, todas ellas poderosos antioxidantes.
Una opción saludable es incluirlas en tus menús en sustitución de las Solanáceas (patatas, tomates, berenjenas y pimientos), mucho menos saludables.
Mención especial merece el nabo, que además de ser un poderoso antioxidante, es un gran depurativo, un diurético suave que estimula al sistema inmune; por lo que previene las enfermedades degenerativas y el cáncer.
Está indicado además en casos de obesidad y diabetes, colesterol y ácido úrico elevados así como en desórdenes digestivos, ya que favorecen la secreción de bilis.
Es recomendable además en los catarros para descongestionar el pecho y bajar la fiebre. En las enfermedades cardiovasculares regula los niveles de homocisteína. Vale la pena descubrir esta poderosa verdura.
Las Solanáceas y sus inconvenientes
Las Solanáceas es la familia botánica a la que pertenecen los tomates, patatas, berenjenas y pimientos.
Las dos primeras se erigen como las dos verduras más consumidas en la actualidad, frente al repollo, el nabo, o la cebolla, entre otras. Los nutricionistas que contemplan los alimentos sólo como una suma de nutrientes, las consideran saludables, ricas en hidratos de carbono, vitaminas y antioxidantes. Además, son alimentos baratos y fáciles de cultivar.
Sin embargo, cuando abordamos la nutrición desde una óptica más amplia observamos que estas cuatro verduras pertenecen a la misma familia botánica que el tabaco, el beleño y la mandrágora, estas dos últimas tipificadas como alucinógenas.
Todas ellas contienen unos alcaloides tóxicos denominados solaninas, como la nicotina del tabaco.
Se da la circunstancia, desde una base histórica, de que el tomate y las patatas no existían en Europa antes del descubrimiento de América. Colón las introdujo en el viejo continente como plantas ornamentales y, curiosamente, en la actualidad las patatas han desbancado a los cereales como aporte de hidratos de carbono en la dieta de los seres humanos, con las repercusiones en la salud que su consumo conlleva.
¿Por qué es desaconsejable el consumo de tomates, patatas, pimientos y berenjenas? Además de las solaninas que contienen, son demasiado ricas en potasio en relación al sodio. Esto significa que debilitan al riñón, favorecen la pérdida de álcalis por la orina, o lo que es lo mismo, descalcifican y, por lo tanto, dañan al sistema osteoarticular. Si queremos preservar nuestra salud, conviene que el consumo de estas verduras sea ocasional.
Conclusión
Podemos consumir todo tipo de verduras como alimento de acompañamiento, pero daremos preferencia a las de raíz y redondas como explicábamos al comienzo del artículo y dejaremos las de fruto y los tubérculos para un consumo ocasional, sobre todo si nuestra salud no es óptima.