
Los doctores Berman y Kirsner publicaron en American Journal of Digestive Diseases que la diverticulitis puede prevenirse y mejorar con una dieta alta en fibras. El enriquecimiento en fibra de la dieta resolvió el problema en el 85 por ciento de los casos.
Este es un ejemplo en el que al hablar de nutrientes en lugar de alimentos, puede inducir a pensar que se trata de tomar salvado o de enriquecer los alimentos en fibra.
La fibra no se debe ingerir nunca en forma de salvado, sino formando parte de los alimentos que la contienen. De hecho, cuando se toma cruda tiene un efecto irritante de las mucosas y, en el caso que nos ocupa, sería contraproducente.
En términos de fibra, los alimentos más ricos son las legumbres, seguidos de los cereales integrales y más de lejos, las verduras y las frutas.
Para hacernos una idea, taza de legumbres tiene el doble de fibra que una de arroz integral y éste tiene veinte veces más fibra que una taza de fruta.
De modo que, una dieta básicamente vegetariana, girando en torno a los cereales integrales cocinados, acompañada de legumbres y algo de verdura y fruta, es excelente para mejorar la diverticulitis.