En los años 50, el estudio de Framingham sobre las enfermedades cardiovasculares reveló que la forma de conocer el riesgo de infarto se podía medir mediante el cociente colesterol total/colesterol HDL.
Lo ideal es que la tasa esté por debajo de 4,5. La mayoría de las personas que han sufrido un infarto tenían niveles de entre 4,6 y 5,7.
El Dr. Castelli director del estudio al que hacemos referencia, observó que los vegetarianos y los macrobióticos tenían corazones y sistemas circulatorios más saludables que los atletas bien entrenados.
El estudio se hizo con atletas como prototipo de individuos sanos y presentaban una tasa de colesterol total/colesterol HDL de 3,4. Los estudios que se hicieron con los vegetarianos y los macrobióticos dieron valores claramente inferiores, por debajo de 2,5.
Investigaciones como ésta indican claramente la importancia de la elección de los alimentos predominantes en nuestra dieta. No son iguales las grasas de origen animal que las vegetales, ni se comportan del mismo modo los hidratos de carbono refinados que los integrales.