La leche de vaca, ¿alimento para seres humanos? V

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Hoy continuamos ampliando información útil acerca de los efectos nocivos de la leche y los derivados lácteos centrándonos en los aspectos inmunitarios y metabólicos principalmente.

Continuación del post: La leche de vaca, ¿alimento para seres humanos? IV

Alteraciones inmunitarias

El efecto inmunosupresor de las proteínas lácteas fue explicado por la doctora Charlotte Cunningham Rundles, en el Symposium “Nutrición, Infecciones y el Sistema Inmune” patrocinado por el Instituto de Nutrición Humana, Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia ya en 1.986.

Dos de las 25 proteínas antigénicas de la leche de vaca, la caseína y la gammaglobulina bovina, son altamente inmunogénicas, lo que quiere decir que plantean una fuerte demanda sobre el sistema inmunitario para producir grandes cantidades de anticuerpos y complementos. En condiciones ideales las proteínas de la leche no digeridas o no descompuestas y otros antígenos de alimentos son retenidos en el intestino y expulsados junto con la materia fecal.

Sin embargo, cuando existe deficiencia de IgA, proteínas como la caseína pasan directamente al torrente sanguíneo sin digerir y contribuyen al desarrollo de una variedad de enfermedades relacionadas con la autoinmunidad, incluyendo la artritis reumatoide, lupus, enfermedad de Hodgkin, tumores cerebrales y otro tipo de cánceres.

Hay que destacar que en los pacientes oncológicos, tanto la cirugía como la quimioterapia y la radioterapia favorecen la inmunosupresión. Estas intervenciones parecen alterar la integridad biológica del tracto gastrointestinal, haciéndolo más permeable a los antígenos. Por eso recomendamos a las personas que reciben estos tratamientos que eviten los productos lácteos, incluso aunque estos alimentos puedan parecer atractivos debido a su fácil ingestión. Los cereales, legumbres y verduras son la opción más saludable para fortalecer las defensas.

a) Alergias

En la leche de vaca se han identificado además de ls proteínas con efecto antigénico, otras sustancias como antibióticos, hormonas, herbicidas y pesticidas. Por eso los efectos nocivos de los nutrientes de la leche tenemos que añadir los de los contaminantes que contiene.

Un antígeno es una sustancia extraña para nuestro sistema inmune que provoca una reacción de defensa como si se tratase de un agente infeccioso. de modo que cuando se produce una sobrecarga antigénica el sistema inmune se colapsa porque no puede responder adecuadamente a tantos estímulos simultáneamente.

La sobrecarga antigénica contribuye de forma importante al desarrollo de problemas inmunitarios, de modo que en la actualidad el consumo de leche y derivados lácteos se ha relacionado con los cánceres del sistema linfático.

b) Formación de moco

La Medicina Oriental, a la que hacemos constante alusión en la consulta y en nuestras publicaciones, define los alimentos además de por su composición química por sus características bioenergéticas. Un aspecto funcional de la leche es su naturaleza fría y húmeda y por tanto altamente mucógena. Es el principal alimento implicado en el síndrome de inflamación de las mucosas, tanto respiratorias, como digestivas y/o urinarias.

Así observamos que en los niños, en los que el consumo de leche en proporción a su peso es mucho mayor que en los adultos, las manifestaciones de la producción de moco son mayores que en estos. Nuestra afirmación es tan cierta que en el lenguaje común cuando se dice eran unos mocosos todo el mundo entiende que nos referimos a unos niños. Las manifestaciones de efecto mucógeno son las más frecuentes en la esfera pediátrica: otitis, faringitis, amigdalitis, bronquitis, etc.

La producción de moco es una reacción al efecto antigénico de la caseína, siempre que entramos en contacto con proteínas extrañas, nuestro sistema inmune se defiende produciendo moco e histamina, con la consiguiente inflamación.

Otro aspecto energético de la leche es su naturaleza ascendente y expansiva. Este comportamiento se puede observar cuando se pone al fuego y hierve, literalmente se sube y a continuación se desparrama. Ese comportamiento es responsable  del efecto que hace en el cuerpo: inflamación dolor en las vías altas y en la cabeza. Es frecuente escuchar al paciente me va a estallar la cabeza, cuando explica cómo es su dolor de cabeza. Evidentemente, muchos dolores de cabeza son consecuencia de la sinusitis y las alergias respiratorias.

No deja de ser curioso que en muchos casos de alergia a los ácaros o al polen, los test cutáneos no detecten sensibilidad a la leche. Por eso, mientras el paciente evita el contacto con alérgenos a los que le ha dado sensibilidad está controlando solo la consecuencia del problema, es decir los agentes responsables de los síntomas de la reacción alérgica. No se contempla la causa de la reacción exuberante del sistema inmune que es en todos los casos es el consumo de leche. En este caso, los nutrientes responsables no son las grasas de la leche sino las proteínas, por eso tomar desnatados no soluciona el problema.

c) Contaminación con bacterias y virus causantes de enfermedades

En los últimos años se ha observado en Estados Unidos un aumento de los casos de salmonelosis y otras infecciones transmitidas a través de la alimentación. Los huevos y los productos lácteos están entre las primeras fuentes de contaminación por salmonella, estafilococos, E. coli y virus.

Independientemente de que estas infecciones se lleguen a desarrollar, la presencia de estas bacterias y virus en la leche puede constituir una fuente de estimulación antigénica, en definitiva, un estrés añadido al sistema inmune.

d)   Colonización tóxica bacteriana de la parte superior del intestino grueso

La leche de vaca que está destinada a los terneros genera en sus intestinos unos tipos de bacterias  que promueven una flora intestinal saludable en los animales.

Cuando la leche de vaca forma parte de la alimentación humana, aparecen en el intestino delgado humano muchas clases de bacterias que se encuentran en las terneras.

Tales bacterias pueden debilitar nuestra inmunidad mediante la constante secreción de toxinas y crear un fuerte desequilibrio con las bacterias de nuestra flora intestinal. Muchas de las bacterias intestinales beneficiosas se desarrollan de una forma simbiótica con los tejidos linfáticos de los intestinos, por lo que pueden servir como importantes cofactores inmunológicos. Existen algunas pruebas de que la eliminación de los lácteos de la dieta, mejora, por ejemplo, el pronóstico de candidiasis vaginal ya que está producida por un desequilibrio de las bacterias intestinales.

Alteraciones metabólicas

a)  Diabetes infantil

En Europa asistimos a un aumento de la diabetes infantil, en niños de menos de cinco años de más de diez veces en las últimas décadas. Se han encontrado evidencias de que la frecuencia aumenta en las familias que consumen más leche. Es una enfermedad mucho más frecuente en Finlandia, país con alto consumo de leche que en Japón donde el consumo es mucho menor. En la diabetes infantil, que es insulinodependiente, el páncreas no produce insulina como consecuencia del daño sufrido por las células de los Islotes de Langerhans.

Como hemos dicho anteriormente el sistema inmune produce anticuerpos frente a las proteínas extrañas y cuando es muy demandado como consecuencia de infecciones catarros, etc., pierde la capacidad de reconocimiento, se confunde y crea anticuerpos frente a proteínas de nuestro organismo por mimetismo molecular. De modo que se producen anticuerpos contra moléculas/células/tejidos del propio organismo, por eso se habla de enfermedades autoinmunes.

Ya en 1994 la Academia Americana de Pediatría publicó que la exposición temprana de bebés a las proteínas de la leche de vaca, podía ser un factor importante en la génesis del proceso destructivo de las células del páncreas. Por lo tanto, evitar las proteínas de leche de vaca en los primeros meses de vida puede reducir el desarrollo posterior de diabetes infantil o demorar su aparición. A pesar de que se habla de las ventajas de la lactancia materna, no se investiga porqué la mayoría de las madres no producen leche suficiente,ya que no es rentable. Y a la vez, en los hospitales a las madres que dan a luz, se les regalan unas cestitas con muestras de leches de fórmula…

Por supuesto que los bebés alimentados con lactancia materna no producirían esos anticuerpos siempre que la madre no sea consumidora de leche y derivados, recordemos de nuevo la frase “en las mujeres, la leche no debe entrar en nuestro cuerpo, debe salir de él”.

b)  Otras enfermedades autoinmunes

La diabetes infantil es solo una muestra de las llamadas enfermedades autoinmunes entre las que incluimos, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Crohn, la tiroiditis de Hashimoto, el lupus, la esclerodermia, la espondilitis anquilopoyética, el síndrome de Sjögren, la enfermedad de Basedow, etc.

Continuará en el post: La leche de vaca, ¿alimento para seres humanos? VI

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