La pandemia de COVID-19

La situación de aislamiento a la que nos vemos sometidos como la única forma de luchar contra la infección por el coronavirus para algunos es angustiosa, y muchos me habéis preguntado si no se puede hacer nada más. Por eso hoy comparto unas reflexiones importantes que os ayudarán en la prevención de la infección e incluso en el caso de contagio.

A finales de 2019 un nuevo tipo de Coronavirus hace su aparición en el continente asiático. El 11 de febrero de 2020 la Organización Mundial de la Salud lo denomina oficialmente SARS-CoV-2 y exactamente al mes siguiente define al brote del nuevo coronavirus como la pandemia COVID-19.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pandemia es la propagación de una enfermedad en forma mundial y mayormente se da a través de enfermedades virales como la gripe.

El origen de la infección se localiza en Wuhan y el país más afectado después de China es Italia. Le siguen Irán Corea del Sur y España.

Hay personas afectadas en más de 140 países donde las cifras de contagiados ascienden a día de hoy a 166.737 con 6.452 muertos.

Ante la situación de alarma sanitaria  creada en nuestro país recomendamos tranquilidad y sentido común ya que el mayor problema reside en su facilidad de transmisión.

De modo que para minimizar el riesgo de contagio debemos seguir de forma escrupulosa las recomendaciones del gobierno en los medios de comunicación sobre la higiene y las aglomeraciones en lugares concurridos. Pero en muchos casos, esas recomendaciones aunque adecuadas pueden no ser suficientes.

Un poco de Historia

Ya en el siglo XIX Louis Pasteur reconoció la importancia del medio interno frente al microbio. Es decir, hablando en un lenguaje llano,  los microorganismos nos infectan cuando tenemos las defensas bajas,

Claude Bernard y Louis Pasteur mantuvieron un apasionante debate en torno al tema que ha llegado hasta nuestros días. Propusieron dos paradigmas radicalmente diferentes para la comprensión del origen y el tratamiento de las enfermedades infecciosas: estamos en el siglo XIX.

Louis Pasteur (1.822-1.895)

Era químico y microbiólogo y propuso la teoría de los gérmenes, según la cual las enfermedades las producen los microorganismos alterando el funcionamiento de los órganos y los tejidos. Sobre esta teoría se ha desarrollado la investigación de los antibióticos para destruir a los microbios y las vacunas para prevenir las infecciones. Pasteur afirmaba: el microbio lo es todo, el terreno no es nada.

Claude Bernard (1.813-1.878)

Era fisiólogo y amigo de Pasteur y definió el concepto del medio interno, la homeostasis como también se llama. Las condiciones de equilibrio del ambiente interior son una condición para una vida saludable.

Su pregunta era: si en nuestra sangre, en nuestro intestino, en todo nuestro cuerpo, hay millones de microbios y de bacterias, ¿por qué unas veces nos infectan y otras no? El cuerpo se vuelve susceptible a los agentes infecciosos solo si se perturba el equilibrio interno. Para Bernard: el terreno lo es todo, el microbio no es nada.

Ya en el siglo XX el microbiólogo estadounidense René Dubos (1.901-1.982) dio la razón a Bernard diciendo que la mayoría de las enfermedades microbianas son causadas por microorganismos presentes en el cuerpo de una persona sana, pero solo cuando se alteran las constantes de equilibrio del medio esos microbios causan la enfermedad. Publicó numerosos trabajos sobre los mecanismos de inmunidad adquirida, susceptibilidad individual, y resistencia a las infecciones.

Tanto los antiguos sistemas médicos de India y China, como la Homeopatía, la Medicina Biológica y la Medicina Integrativa, contemplan que el mantenimiento de la salud y la prevención de las enfermedades están directamente relacionadas con el estilo de vida, los hábitos nutricionales, el ejercicio, la meditación… así como con el bienestar psicológico y espiritual.

Aunque es conocido por todos que en el lecho de muerte, Pasteur  reconoció la tesis de Bernard que dice el microbio no es nada, el terreno lo es todo, su teoría sigue proporcionando la justificación de invertir miles de millones de euros en programas de investigación de la industria farmacéutica sobre antibióticos, retrovirales, vacunas y otros.

Resulta paradójico que todavía haya muchas personas que consideran cierta la teoría de Pasteur.

El medio interno

Se define como la matriz extracelular, es decir, el espacio en el que las células de nuestro cuerpo intercambian sustancias con la sangre.

Hay cuatro constantes físico-químicas que definen ese equilibrio y son:

  • el pH (grado de acidez/alcalinidad)
  • el rH2 (coeficiente de oxidación/reducción)
  • la ρ (resistividad-concentración de electrolitos)
  • la relación Na/K (sodio/potasio)

Podemos explicar este concepto con un ejemplo sencillo, cada germen crece en un estrecho margen de pH, por eso, esa sola alteración del medio interno favorece la proliferación del microbio. En el momento que haya una acidificación del medio, el patógeno encuentra el terreno favorable para la multiplicación.

De modo que, lo razonable es aprender a cultivar la salud y vivir en armonía con los millones de microorganismos que nos rodean.

De otro modo tendremos un alto grado de acidosis metabólica resultado de consumir alimentos refinados y azúcar, elevados niveles de oxidación y de concentración de electrolitos, consecuencia de comer tres o cuatro veces más proteínas animales de las necesarias y/o profundos desequilibrios en la relación sodio/potasio  a causa de hacer una dieta baja en sodio o de comer  alimentos excesivamente ricos en potasio.

Si queremos expresar este párrafo de forma vulgar, en un lenguaje coloquial, nos referiríamos al desequilibrio del medio interno como: tener los pulmones llenos de nicotina y contaminantes ambientales, el hígado saturado de cafeína y químicos agroalimentarios  y los intestinos atascados de cadáveres en descomposición resultado de una ingesta excesiva de alimentos animales.

Ese medio interno desequilibrado es el auténtico caldo de cultivo de las enfermedades infecciosas.

La causa de las enfermedades

Los agentes causales de las enfermedades son tanto de origen interno como externo. Sin embargo, en occidente se les da mucha más importancia a estos últimos: nos referimos a las condiciones climáticas, las malas posturas y en el caso que nos atañe, el contagio.

En muchos casos estos aspectos externos que no dependen de nosotros, nos permiten  un margen de actuación muy reducido. De este modo,  infectarnos, a veces puede ser inevitable.

Todas las Medicinas Complementarias, sin embargo, contemplan además de los citados, a los agentes causales internos. Son todos los que alteran las constantes que definen la vida, de la que la salud es su máxima expresión.

Para lograr el equilibrio de estos factores internos nuestra actuación es determinante. La clave para crear las condiciones de salud descansa en una alimentación adecuada donde, el resultado de lo que comemos, debe ser alcalinizante, antioxidante, no concentrado ni diluido y con una relación sodio/potasio semejante a la de las células. De modo que una alimentación equilibrada es la principal herramienta tanto en el mantenimiento como en la recuperación de la salud.

Nuestra propuesta

Además de seguir de forma escrupulosa las recomendaciones del gobierno en los medios de comunicación sobre la higiene y las aglomeraciones en lugares concurridos, te ofrecemos una serie de recomendaciones nutricionales que ayudarán a fortalecer tu sistema inmune en los post:

Los alimentos: estructura y función I

Los alimentos: estructura y función II

Conclusión

Estos días de reclusión obligatoria pueden ser la oportunidad para una toma de conciencia acerca del poder cultivo de los alimentos. Disfruta del aprendizaje.

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